Pese a la visible consolidación de Morena como el partido hegemónico, el crimen organizado empieza a convertirse en un factor que podría operar en su contra rumbo a 2024. Aquí compartimos el análisis de Jorge Zepeda Patterson.
“En la cuidadosa estrategia política impulsada por el presidente, hay una variable que ha comenzado a salirse de control: el crimen organizado”, señala el analista político y sociólogo Jorge Zepeda Patterson en su columna “¿Tendrá la inseguridad un costo político para López Obrador?”. El experto analiza los factores que llevaron al presidente Andrés Manuel López Obrador a asumir una actitud pasiva frente al crimen y la violencia, así como a su tan cuestionada política de “abrazos, no balazos“.
En primer lugar, Zepeda señala que el presidente estaba consciente desde el inicio de su administración de que el gobierno no tendría realmente la capacidad ni “los recursos para afrontar simultáneamente la batalla contra el crimen organizado” y combatir la pobreza y la desigualdad, por lo que “determinó que el Estado mexicano no estaba en condiciones de ganar ese enfrentamiento”. En segundo lugar, López Obrador confió en la existencia y sobre todo la prevalencia de un crimen organizado frente a un crimen “desorganizado”, con base en la idea que hace poco enunció en una de sus conferencias matutinas: los homicidios son menores cuando un solo grupo domina una plaza.
“Con estas dos premisas se desarrolló una estrategia a dos tiempos. En lo inmediato, pasar el mensaje de suspensión de la guerra, con la esperanza de que constituyese una especie de tregua mientras el Estado preparaba al mediano plazo: una reforma judicial, por un lado, y el desarrollo de una fuerza territorial capaz de, en su momento, enfrentar con éxito al adversario”, explica el experto en su columna.
No obstante, la realidad de la violencia en el país superó las expectativas del presidente y “las dos premisas sobre la que se basa esta estrategia fueron desbordadas”. En este sentido, Zepeda destaca que, “lejos de aceptar una tregua, las bandas asumieron la pasividad de las fuerzas federales como temporada de caza para expandirse y aumentar las formas de ordeña en contra de la población”. Así, el incremento de delitos como la extorsión ha significado el aumento de control territorial para los diversos grupos criminales. De seguir así, esto podría significar un costo político para AMLO y para Morena rumbo a 2024.
“La aceleración en la presencia del crimen organizado y desorganizado, y los dos años que faltan, introducen la duda de si esto terminará por impactar el aparente blindaje político que hoy posee el obradorismo. Pero incluso si lo hace, no está claro que la oposición esté en condiciones de cosechar; PRI, PAN o Movimiento Ciudadano no se han caracterizado por una estrategia eficaz en contra de la inseguridad”.
Con información de El País
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