México Evalúa presenta su reporte sobre victimización y resiliencia del sector empresarial en México
En las últimas dos décadas, México ha enfrentado un crecimiento alarmante de la violencia, un fenómeno que no solo ha afectado a la población en general, sino que también ha tenido un impacto devastador en el sector empresarial.
A medida que los grupos del crimen organizado ven reducidos sus ingresos tradicionales, han diversificado sus operaciones hacia actividades como la extorsión, el robo, y la extracción ilegal de recursos, afectando a negocios de todos los tamaños y sectores.
Esta investigación, realizada en colaboración con el Centro Internacional para la Empresa Privada (CIPE) y basada en el estudio “Empresas bajo fuego; Victimización y resiliencia del sector empresarial en México” de México Evalúa, busca arrojar luz sobre cómo el crimen ha transformado el entorno en el que las empresas mexicanas operan, los desafíos que enfrentan, y las estrategias de resiliencia que han adoptado.
La extorsión como punto crítico
La extorsión se destaca como el crimen que más impacta a las empresas, desde grandes corporaciones hasta pequeños comercios. Este delito, junto con robos, secuestros y ataques directos, ha llevado a que el sector privado se vea obligado a invertir significativamente en seguridad y medidas de protección.
A través de un análisis descriptivo de datos de la Encuesta Nacional De Victimización A Empresas (ENVE), observamos una prevalencia delictiva relativamente estable entre 2011 y 2017, seguida de un descenso en 2019 y 2021. Sin embargo, el tamaño de la empresa y el sector en el que opera influyen considerablemente en su vulnerabilidad al delito.
Tendencias y prevalencia del delito
Las empresas medianas han mostrado consistentemente tasas más altas de victimización, seguidas por las grandes empresas y, en última instancia, las microempresas. Interesantemente, el sector comercial es el más afectado, seguido por los sectores de servicios e industria.
La diversidad y exposición al público de los primeros dos sectores los hace particularmente vulnerables. A nivel nacional, más del 90% de los delitos contra empresas no se denuncian, un fenómeno paralelo al observado en la victimización general de la población. Esta falta de denuncia se atribuye principalmente a la percepción negativa hacia las autoridades de seguridad y justicia.
Impacto económico y medidas de protección
El análisis revela un aumento en el gasto total en medidas de protección y las pérdidas económicas calculadas a causa del delito, especialmente notable en 2019. Este incremento puede estar relacionado con cambios en la política de seguridad pública tras la elección de 2018 y la creación de la Guardia Nacional, que no logró convencer a la comunidad empresarial de su eficacia.
A pesar de la constante amenaza, las empresas han adoptado diversas estrategias para protegerse, desde cambiar cerraduras hasta instalar sistemas de vigilancia avanzados. Sin embargo, el alto costo de estas medidas limita su uso, llevando a algunas empresas a modificar sus prácticas comerciales como mecanismo de defensa.
Adaptaciones y respuestas empresariales
Frente a la inseguridad, algunas unidades económicas han tenido que cancelar planes de expansión, dejar de hacer negocios con ciertas compañías, reducir el manejo de efectivo, ajustar horarios de operación, y modificar rutas de distribución. Estas medidas reflejan las profundas adaptaciones que el sector empresarial ha tenido que realizar para navegar en un entorno cada vez más hostil.
Perspectivas
La situación de seguridad en México presenta un panorama complejo para el sector empresarial. Aunque la prevalencia delictiva muestra una tendencia a la baja en los últimos años, posiblemente influenciada por la pandemia de COVID-19, la realidad es que las empresas siguen siendo blanco de una amplia gama de delitos.
La inversión en seguridad y la adopción de medidas de protección son prácticamente una necesidad, aunque no siempre son suficientes para garantizar la seguridad completa. La resiliencia empresarial se pone a prueba diariamente, y su capacidad para adaptarse y sobrevivir en este entorno es testimonio de su fortaleza y determinación.
Sin embargo, es claro que sin una estrategia de seguridad pública eficaz y confiable que respalde al sector privado, las empresas seguirán enfrentándose a desafíos significativos para operar y prosperar en México.