Nestora Salgado advierte que “tiene miedo” porque hasta ha recibido amenazas de muerte
En el corazón de Guerrero, un estado desgarrado por la violencia y la inseguridad, la senadora Nestora Salgado, afiliada al partido Morena, ha levantado la voz para denunciar una situación que considera insostenible. En un momento crítico para su estado natal, Salgado no solo ha compartido su profunda preocupación por el ambiente de violencia que asfixia a la región, sino que también ha revelado haber sido objeto de amenazas de muerte, un testimonio escalofriante de los peligros que enfrentan quienes se atreven a desafiar al status quo en aquella región del país.
“Estamos en un punto crítico”, afirma Salgado, cuya determinación por cambiar la narrativa de Guerrero se ha visto frustrada por las realidades de un sistema que, en sus palabras, parece estar paralizado. “He sido amenazada de muerte, y a pesar de mis denuncias, reina un silencio perturbador. Es como si, para el sistema, estas amenazas no tuvieran importancia”, lamenta la senadora, cuya lucha contra la delincuencia la ha llevado desde la cárcel hasta el Senado de la República.
Desilusión expresada
El dilema de Guerrero, según Salgado, no radica únicamente en la violencia y la inseguridad, sino en la aparente inacción y la incapacidad de las autoridades para confrontar estos desafíos de manera efectiva. La senadora expresó su desilusión con la actual administración estatal, liderada por la gobernadora Evelyn Salgado, también de Morena, indicando que, a pesar de los esfuerzos, la situación ha sobrepasado las capacidades de la gobernadora. “Quiero creer en nuestras instituciones y en la justicia, pero es difícil mantener la fe cuando los desafíos parecen superar nuestros esfuerzos”, reflexiona.
No le toma ni las llamadas
A pesar de estas críticas, Nestora Salgado busca no perder la esperanza en una mejora. Reconoce los esfuerzos del presidente y la gobernadora, aunque admite que no ha recibido respuesta a sus llamados de atención sobre la situación, ni por parte de la gobernadora ni de Rosa Icela Rodríguez, secretaria de Seguridad. “No me atiende ni una llamada, me siento aislada, incluso con el peso de mi cargo como senadora”, confiesa, destacando la gravedad de la situación y la urgencia de encontrar soluciones efectivas.
La crisis en Guerrero no se limita a la violencia en las calles; afecta a todos los niveles de la sociedad, incluyendo a los choferes del transporte público que enfrentan extorsiones. Este ambiente hostil ha llevado a Salgado a cuestionar, aunque con reticencia, la efectividad de la estrategia de seguridad tanto a nivel federal como local. “Aún quiero creer que podemos cambiar las cosas”, dice, manteniendo una chispa de optimismo en un escenario desalentador.
La lucha de Nestora Salgado en Guerrero es un recordatorio sombrío de los retos que enfrenta México en su búsqueda de paz y seguridad. Su voz, marcada tanto por la preocupación como por la esperanza, resuena como un llamado a la acción en un momento en que el silencio y la inacción pueden tener consecuencias devastadoras.