Tras el reciente asesinato de dos compañeros en Chihuahua y Durango, los médicos pasantes piden más seguridad y condiciones dignas de trabajo, ante el temor de realizar sus prácticas en zonas rurales de riesgo con altos niveles de violencia y presencia del crimen organizado.
Sin seguridad, apoyo o información
El diario El Universal presentó el testimonio de médicos pasantes de varios estados del país, quienes expresaron a dicho medio el temor que sienten al tener que realiza su servicio social en comunidades rurales que son consideradas de alto riesgo. Además, carece de información sobre dónde y cómo vivirán, con reciben becas o apoyos de alrededor de 1,300 pesos a la quincena que o resultan suficientes para asegurar condiciones dignas de vida y de trabajo.
Con miedo a la violencia
Viridiana Millán, médica pasante de la Universidad Autónoma de Ciudad Juárez (UACJ), recibió hace unos días la noticia de que será en Villa Ahumada, Chihuahua, donde realice su servicio social, un municipio que se encuentra a 123 kilómetros de Ciudad Juárez, donde se han registrado ataques armados contra la población e incluso contra su comandancia y presidente municipal. Viridiana confiesa que le da miedo salir de su ciudad para ir tan lejos, a un lugar que no conoce y donde aún no sabe cuánto tiempo estará o dónde vivirá.
“Mi plaza es en Villa Ahumada, el problema de mi plaza es que ya se tiene antecedente de algunos sucesos violentos; supuestamente se tomaron cartas en el asunto, pero se sigue ofertando. Lo que quisiéramos es que nos otorgaran plazas dentro de Ciudad Juárez para que nosotros no tuviéramos que ir tan lejos, y en caso de que nos pasara algo tengamos el apoyo de la universidad y de nuestros familiares”, dijo la joven médica.
Carne de cañón
A Sofía Peña, de 24 años, le asignaron una plaza para hacer su servicio social a partir de agosto en el municipio de Rodeo, Durango, y siente que no cuenta con garantía alguna de seguridad, además de no saber cómo es el lugar ni haber recibido mayor sobre las condiciones en que desarrollará su labor.
“Nos mandan a las comunidades sin conocerlas y sin conocer el centro de salud donde nos vamos a desempeñar. Es miedo a la violencia, a que no se nos brindan las garantías suficientes para desempeñar nuestra función. Esas plazas deben ser ofertadas a médicos titulados, con un sueldo que sea suficiente y digno. Nos usan como carne de cañón”, declaró.
Por su parte, Luis Humberto Cuevas, originario del municipio de Zinapécuaro, Michoacán, recién concluyó su internado en el Hospital Civil Doctor Miguel Silva y actualmente realiza los trámites para obtener una plaza para su servicio social. Humberto espera que no se la asignen en una zona rural de riesgo, pues teme ya no regresar a casa debido a los preocupantes niveles de violencia y los ataques contra de los pasantes de Medicina.
“Mi mayor temor es salir a realizar lo que empecé hace seis años para formarme académicamente como médico que ya soy, y que ya no pueda regresar con mi familia, simplemente por estar cumpliendo con mi deber”, dijo.
Con información de El Universal