Seade: los secretos de un acuerdo

Autor: Enrique Quintana

Ayer, en La Silla Roja, hubo la oportunidad de conversar con Jesús Seade sobre lo que ha pasado en los últimos días. Le resumo lo que, a mi juicio, fue lo más importante de esta plática.

El martes 10 de diciembre por la mañana, terminando la conferencia ‘mañanera’, cuando ya estaba convocada la reunión en la que asistirían la vicepremier Chrystia FreelandRobert Lighthizer y Jared Kushner, aún no se tenía la certeza de que pudiera firmarse el protocolo de enmienda del Tratado México-Estados Unidos-Canadá.

A las 9 de la mañana, tiempo de Washington, la líder de la mayoría demócrata en la Cámara de Representantes se reunió con su fracción para evaluar si daban su respaldo a lo negociado por Lighthizer.

Una hora después aproximadamente, daba a conocer que los demócratas apoyaban el acuerdo. Respiraron en México.

Minutos después de ese anuncio estaba aterrizando el vuelo privado que traía al país a Jared Kushner y a Lighthizer a la ceremonia que tendría lugar a mediodía en Palacio Nacional.

Chrystia Freeland había llegado la noche del lunes para poder suscribir la enmienda al Tratado.

La firma, que tuvo lugar en Palacio Nacional, se realizó con el cronómetro en la mano.

Si los demócratas hubieran objetado y Pelosi no los hubiera convencido, todo el show se hubiera venido para abajo.

La líder de la mayoría demócrata fue quien puso los tiempos. Señaló que debía existir un acuerdo a más tardar el 6 de diciembre, porque de lo contrario no se podía garantizar que éste pasara por el Congreso.

Por eso, la negociación se llevó al límite en aquella fecha. Pero aún no había garantía del respaldo demócrata.

Seade nos comentó que, insistentemente, pidió leer el texto de la legislación de implementación del Tratado, y siempre le fue negada esa posibilidad, esgrimiendo que eso era un proceso interno de Estados Unidos.

No es que no hubiera querido leerlo. Es que no hubo acceso a él hasta que fue presentado al Comité de Medios y Arbitrios el viernes 13 de diciembre.

Seade nos comentó que días antes detectaron una convocatoria de la embajada de EU en México para contratar un agregado laboral, que en un 80 por ciento tenía funciones “normales”, pero otro 20 por ciento, habla de ayudar en el “enforcement” de las leyes mexicanas. Lo que generó preocupación.

Por eso, al detectar ese viernes, la inclusión de 5 agregados laborales en la propuesta de ley, él y Marcelo Ebrard tomaron la decisión de demandar una aclaración de las funciones de estos funcionarios.

Por eso el viaje de Seade del pasado fin de semana a Washington.

La respuesta oficial de Lighthizer, nos dijo, en calidad de Representante Comercial, tiene validez legal y destierra cualquier duda de que los “agregados” no serán inspectores.

Interrogado respecto al tema del acero automotriz, Seade admitió que se trató de una propuesta republicana, que sí cambió las reglas, pero que ofrece una oportunidad de inversión en México.

El subsecretario para América del Norte es consciente de que en cuestión de días se convirtió de héroe en villano, pues en muchos círculos no prima la idea de que fue un logro que se firmara y ratificara el Tratado, sino la imagen de que dimos demasiado y que Estados Unidos nos avasalló, algo con lo que está completamente en desacuerdo.

Puede uno coincidir o diferir de los argumentos de Seade, pero de lo que no cabe duda es que tiene información y sustento.

Tras hablar con él, le ratifico la perspectiva que ayer le comentaba: a la larga, la permanencia del Tratado será algo mucho más importante que cualquier detalle específico de la negociación.

Se trata de un activo del país, que trasciende al gobierno actual y que podría impactar positivamente por décadas a México.

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