Buscado por distintos medios y periodistas mexicanos para que emita una posición sobre las imputaciones que le hace Emilio Lozoya Austin en sus primeras declaraciones en España ante la Fiscalía General de la República y las que surgirán cuando tenga su primera audiencia judicial en México, Luis Videgaray Caso ha respondido apelando a su derecho a guardar silencio. “Desde que salí del gobierno de México me he abstenido de dar entrevistas, o publicar opiniones en medios o redes sociales. Sigo apegado a esta decisión personal, y agradezco mucho tu comprensión”, ha respondido tanto a corresponsales como a columnistas que lo han contactado en su cubículo del MIT donde imparte clases en la ciudad de Massachussets.
No es que Videgaray no tenga una posición clara ni que no sepa la andanada de acusaciones e imputaciones que se vienen en su contra, pero él sabe muy bien que Lozoya lo alucina por las fuertes diferencias que tuvieron casi desde el inicio del sexenio peñista y que buscará vengarse con todo en su contra porque al final, el exdirector de Pemex tiene claro que la decisión de removerlo de Pemex, en febrero de 2016, fue justamente del entonces secretario de Hacienda quien, tras varios meses de estar pidiendo su salida, convenció al presidente Peña Nieto de que Emilio debía ser removido para evitar que se profundizara la crisis de producción y refinación que había causado en la petrolera nacional.
Paradójicamente había sido el mismo Videgaray quien había promovido a Lozoya Austin ante Peña Nieto, primero como gobernador del Estado de México, cuando se lo recomendó para que se encargara de prepararle las visitas que el mexiquense hacía al Foro Económico de Davos, luego ya en la campaña lo integró como coordinador de Asuntos Internacionales. Tras el triunfo electoral del mexiquense, en diciembre de 2012, la decisión de mandar a Emilio a Pemex fue en parte de Videgaray, pero ahí también influyó otra recomendación directa que recibió Peña, siendo presidente electo, de parte del expresidente Carlos Salinas de Gortari que pedía que el hijo de su compadre Emilio Lozoya Thalmann, ocupara la codiciada dirección de la empresa petrolera.
Las diferencias entre el poderoso secretario de Hacienda y el director de Pemex comenzaron a surgir primero por el manejo financiero de Pemex y luego se agudizaron con la Reforma Energética. Las posiciones de Lozoya y la influencia que empezó a tener Salinas de Gortari, que buscaba al director de Pemex para pedirle “favores” sobre las asignaciones de las rondas petroleras y contratos y que incluso le llegó a mandar a su hijo Emiliano Salinas para plantear “negocios” en las oficinas de la dirección general, terminaron por chocar abiertamente y, como buen controlador que era del gabinete, del que se asumía como jefe de facto, Luis Videgaray comenzó a torpedear el trabajo de Lozoya y, según funcionarios que convivieron con los dos en aquella época, “su relación se volvió insufrible y era un pleito constante”.
En aquella pugna que duró varios años y en la que incluso hubo testigos y hasta “daños colaterales”, como la renuncia de la entonces subsecretaria de Electricidad e Hidrocarburos, Lourdes Melgar, quien dejó su cargo por diferencias fuertes con Lozoya, justo en medio de aquella confrontación, a pesar de que tenía el respaldo de su jefe el secretario Pedro Joaquín Coldwell, se impuso al final Videgaray, quien logró tirar finalmente a Lozoya, aunque a la dirección de Pemex llegó entonces otro salinista aún más cercano al expresidente: José Antonio González Anaya, concuño de Salinas de Gortari.
Por eso ahora Videgaray sabe que todo lo que declarará en su contra Emilio Lozoya es parte de una “burda venganza” y que eso lo expone y lo vuelve vulnerable. Pero inteligente y calculador como es, debe estar esperando a saber concretamente de qué lo va a acusar su antiguo amigo, antes de hacer cualquier movimiento, declaración o buscar asesoría legal que muy probablemente ya tenga. La última vez que el ex “hombre fuerte” del peñismo habló en público de los temas en que podría vincularlo Lozoya fue durante una clase sobre inteligencia artificial que fue invitado a dar en la Universidad del MIT donde actualmente labora.
Un estudiante mexicano, que dijo cursar el último año de Matemáticas y llamarse “Alonso”, le preguntó al excanciller mexicano sobre su papel en Odebrecht, Pemex, su relación con Lozoya, OHL y los desvíos de las campañas priistas en los casos de Monex y Soriana, según se ve en un video de la plataforma de Youtube (https://www.youtube.com/watch?v=CE_SfAW79xo min. 1:16:39) La respuesta del exfuncionario mexicano fue escueta y directa: “Defiendo mi trayectoria y mis acciones. Obviamente, como hacedor de política, hice buenas cosas y cometí errores, pero aprendí mucho. Con gusto hablo contigo cuando quieras, la puerta de mi oficina siempre estará abierta y podemos discutirlo”, respondió Luis Videgaray, quien cortó la insistencia del estudiante mexicano aduciendo que “la charla no es sobre México”.
Tal vez aquella charla no era sobre México ni sobre el enorme poder que llegó a concentrar y ejercer en el gabinete federal, pero más pronto que tarde, según los acuerdos que hizo Emilio Lozoya con la FGR, el exsecretario de Hacienda y de Relaciones Exteriores, el político al que muchos llegaron a ver como “vicepresidente” y como un aspirante presidencial fallido, tendrá que venir a hablar sobre México y la corrupción que se vivió en el sexenio de Peña Nieto, aunque como él está convencido, tenga que hacerlo por un tema de “venganza”.