El gobierno del presidente Andrés Manuel López Obrador huele cada día más a “corrupción” y es que, aunque la ley contempla asignaciones directas, lo cierto es que en la opacidad se contamina de lo que tanto critica el habitante de Palacio Nacional.
El periodista Leonardo Núñez, de Mexicanos Contra la Corrupción e Impunidad, da cuenta que sin importar el partido en el gobierno, las adjudicaciones directas han sido y siguen siendo el mecanismo favorito para la asignación de contratos públicos.
“Hemos dado cuenta de cómo esta forma de contratación se utiliza en un promedio de 3 de cada 4 procedimientos de compra, arrendamiento o construcción de la administración pública”, escriben en su reportaje.
Explica que “si tomamos los datos oficiales de la SHCP de los 10 meses que han transcurrido de 2020, encontraremos que estamos por arriba de ese promedio, pues de los 120,102 contratos que actualmente forman parte de la base de datos, 95,887 han sido entregados por vía de la adjudicación directa, es decir, el 79.8%.”
En la observación previa, actualizada a septiembre, esta cifra se encontraba en 79.3%. Medio punto porcentual por debajo de la actual medición y eso nos ponía ya en el camino a romper el récord de adjudicaciones directas en toda la década, que había sido alcanzado el año pasado, con el 78.1% de los contratos.
Al considerar los montos contratados, la adjudicación directa se acerca a convertirse también en el mecanismo principal de asignación.