Avalancha: el juguete que nos dio horas de diversión

Encontrar una avalancha debajo del árbol de Navidad o como obsequio el día del niño eran la alegría más grande para cualquiera.

El origen de un clásico

Una sencilla tabla de cuatro ruedas y volantes garantizaba horas de diversión, por lo que era uno de los regalos más cotizados para Navidad, día de Reyes Magos, día del niño o cumpleaños.

Su creación se remonta a don Jesús Pérez Lango quien tenía un negocio de metal llamado Hierro-Mex que fabricaba y comercializaba productos como casetas, cortinas de acero, botes de basura y postes. La empresa se había consolidado en los años 30 y 40 con un aumento de ventas considerable. De hecho, esta firma fue la encargada de forjar las taquillas del Zoológico de Chapultepec.

En 1965 los hijos de don Jesús le pidieron su ayuda para construir un pequeño carro deslizable, una vez terminado el primer modelo se le ocurrió que podría tener aceptación en el mercado y desarrolló una versión mejorada. La primera venta al público se hizo en la Navidad de ese año y lo bautizó como Super Móvil Avalancha.

El siguiente año se afianzó al producto el nombre de avalancha por la clara alusión a las características del vehículo. De acuerdo con la RAE, una avalancha es un alud, una masa grande (de nieve principalmente) que se desprende y precipita por una vertiente, una analogía que encaja a la perfección con la función de los carritos.

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Avalancha, sinónimo de generaciones de niñas y niños felices

Conforme la demanda aumentó se realizaron más modificaciones, en los años 80 se decidió renovar el aspecto del vehículo. Para los 90 se realizó un nuevo diseño de la cubierta, se le colocaron llantas anchas y un banderín de precaución.

A la fecha se puede apreciar un diseño más moderno que seguramente tendrá más ajustes en el futuro. Lo que es un hecho es que se trata de uno de los juguetes más entrañables para muchos mexicanos.