La crítica de arte, Avelina Lésper, publicó una dura columna en la que señala todos los fallos del nuevo “Cencalli, la Casa del Maíz y la Cultura Alimentaria” que se instaló en Los Pinos. Además, llamó a este Complejo Cultural “un fraude, un engaño para la cultura y los ciudadanos”.
Un insulto a la idiosincrasia mexicana
La reconocida crítica de arte, Avelina Lésper, publicó en Milenio la columna El fraude de Los Pinos, inaugurado el 29 de septiembre por la Secretaría de Cultura del Gobierno de México, en el marco del Día Nacional del Maíz. Este nuevo museo se instaló en el antiguo Molino del Rey, una construcción histórica del siglo XVI, ubicada en el Complejo Cultural Los Pinos, y se divide en ocho núcleos temáticos: domesticación y diversidad del maíz, la milpa y otros sistemas de cultivo mesoamericanos, maíz y nixtamalización, la cocina del maíz, el maíz en el mundo, el dilema del maíz, el valor simbólico del maíz y arte por el maíz. Tras visitarlo, Lésper criticó su “infranivel”, así como la poca técnica y creatividad de este espacio.
“El ‘Museo del Maíz’ es un insulto a la cultura, la mitología, la alimentación y la idiosincrasia de nuestro país. La pobreza creativa de la museografía y el diseño ignoran la exuberancia y riqueza del maíz en nuestro arte y cultura”, escribe Lésper en su columna.
Todo el museo es un folleto, asegura Avelina Lésper
“El último piso está dedicado al arte, es el más penoso”, señala la experta, quien criticó el concepto circular del recinto, creado por Gabriel Orozco, el “artista oficial del régimen y director creativo del proyecto, al que le gustan las bolitas y contrata talleres para que las dibujen en su obra”. Lésper asegura que abordar el tema del maíz “le quedó grande” a la Cuarta Transformación y fue peor aún reducirlo a la “miseria creativa de Gabriel Orozco y la miseria económica de esta Administración Cultural”. La también escritora e historiadora señaló que este museo cabe en un folleto y calificó como injustificable el haber dedicado un museo a un contenido de este tipo.
“La gran pregunta es: ¿en dónde está el dinero que desde hace tres años le adjudican a este complejo cultural? Son cientos de millones. No invirtieron en infraestructura, porque todos los edificios ya estaban construidos, no invierten en exposiciones ni en actividades culturales relevantes, las museografías son paupérrimas”.
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Con información de Milenio y Capital 21