El problema es la desconfianza

El debate sobre el destino de los recursos de retiro

El reciente debate sobre la propuesta de cambios en las Administradoras de Fondos para el Retiro (Afores) ha desatado una ola de desconfianza entre diversos sectores de la sociedad mexicana. Bajo el título “El culebrón de las Afores”, el reconocido periodista y analista económico Carlos Mota, en su columna para el periódico El Heraldo de México, señala el trasfondo de la controversia.

La iniciativa en cuestión plantea que el gobierno federal se haga cargo de los recursos no reclamados en las cuentas individuales de las Afores, pertenecientes a trabajadores que han cumplido 70 años. Esta propuesta ha generado un intenso debate entre aquellos que la rechazan y quienes la defienden, siendo la desconfianza en el gobierno un punto central de la discusión.

El argumento principal de quienes rechazan la propuesta es la preocupación de que este cambio legal abra la puerta para que el gobierno, actual y futuros, disponga de los recursos del retiro de los trabajadores de manera discrecional. Esta desconfianza se fundamenta en la retórica gubernamental que ha priorizado la colectividad sobre los derechos patrimoniales individuales, como lo evidencia el nombre propuesto para el destino de estos recursos: Fondo de Pensiones para el Bienestar.

Según estimaciones, la transferencia de cerca de 40 mil millones de pesos no reclamados a un fondo gestionado por el gobierno podría elevar las pensiones de ciertos trabajadores, una medida que suena loable a primera vista. Sin embargo, la propuesta del legislador Ignacio Mier ha sido cuestionada por su falta de consenso social previo, lo que ha exacerbado la desconfianza en torno a sus implicaciones.

Ni expropiación ni prescripción de derechos

Ante esta situación, la Asociación Mexicana de Administradoras de Fondos para el Retiro (Amafore) ha salido al paso, aclarando que el cambio propuesto no implica expropiación del dinero del trabajador ni la prescripción de sus derechos. Esta declaración ha generado cierto alivio entre aquellos preocupados por la seguridad de sus ahorros para el retiro.

No obstante, persisten dudas y sugerencias sobre cómo abordar de manera más objetiva este tema. Mota plantea la posibilidad de establecer el umbral para la transferencia de fondos no reclamados en función del número de años de esperanza de vida promedio de los mexicanos, ofreciendo así un criterio más objetivo y verificable.

En última instancia, queda por ver cómo se desarrollará este debate y qué medidas se tomarán para abordar las preocupaciones legítimas de los trabajadores y asegurar la protección de sus recursos de retiro.

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