Las oportunidades para los jóvenes son reducidas, muchos que han abandonado sus estudios tampoco encuentran trabajo.
Sin estudios y sin trabajo
La organización México Evalúa y la Escuela de Gobierno y Transformación Pública del Tec de Monterrey revelaron en el informe “Educación Pospandemia” las condiciones económicas y educativas de jóvenes de 15 a 29 años.
Según los datos, el 7% de esta población tuvo que dejar la escuela luego del cierre de aulas e implementación de clases a distancia. Además, el 23% de las y los jóvenes que tenían trabajo fueron despedidos a partir de la declaratoria de emergencia sanitaria.
“Existe un problema grave con todos los jóvenes que no están estudiando y que tuvieron que entrar de manera poco formal al mercado laboral, mientras que los programas del gobierno federal no están dando datos específicos sobre su cobertura y beneficios”.
Paulina Amozurrutia, coordinadora general del colectivo Educación con Rumbo.
En 2019 la matrícula del nivel medio superior en el país era de 5 millones 608 mil 220 estudiantes, muestra que presentó el mayor nivel de abandono escolar durante la pandemia, solo después del preescolar (13%).
Además, el 8% de los menores de edad que concluyeron la secundaria ya no ingresaron a la preparatoria, la mayor incidencia fue en hombres (10%), que mujeres (5%). El principal factor fue su incorporación al mercado laboral para apoyar con los gastos en el hogar.
En la misma línea, se informa que el nivel bachillerato es el que presenta una mayor pérdida de aprendizajes, con un retroceso de hasta tres años.
“El panorama estaba complicado, y se puso peor con la pandemia (…) Ahora tenemos un mayor número de jóvenes que salió de los sistemas educativos antes de concluir el bachillerato, y la principal tragedia es que no hay ninguna posibilidad de que retornen a la escuela”.
Tere Lanzagorta, directora de Youth Build, de la alianza Jóvenes con Trabajo Digno.
La situación se agrava porque México, comenta Lanzagorta, carece de “propuestas de oportunidad” tales como capacitaciones cortas de acompañamiento para que los jóvenes recuperen y desarrollen las habilidades que necesitan para continuar sus estudios y, posteriormente, entren al mundo laboral.
Becas no son focalizadas
Marco Fernández indicó que, aunque el gobierno tiene mayor amplitud para entregar becas a estudiantes, los apoyos no están siendo focalizados.
“Muchas de estas becas se terminan dando a los estudiantes que tienen más recursos. ¿Dónde quedó la promesa de ‘primero los pobres’?”
En 2020, las Becas Benito Juárez llegaron solo al 29% de los estudiantes de media superior con escasos recursos; cuando en 2018, las Becas Oportunidades abarcaron al 48% de este grupo de la población.
Aunado a este sesgo, no existe un diagnóstico oficial sobre la cobertura, así como un desagregado de los beneficios de las becas por grupo de edad, sexo o nivel socioeconómico. Por otro lado, los expertos indican que una beca no es suficiente para retenerlos en el sistema educativo.
“No es cierto que las becas llegan a todos. Los jóvenes de los sectores más pobres en el país, que representa la mitad de este grupo, no tienen computadoras ni acceso a Internet para poder continuar sus estudios a distancia; aunque tuvieron la beca, esta fue insuficiente para retenerlos”.
Salarios precarios y empleos informales
A la fecha, solo el 40% de los jóvenes graduados con educación media superior técnica perciben entre uno y dos salarios mínimos; mientras que el 30% de hombres y el 20% de mujeres graduados de este nivel han estado hasta por seis meses sin empleo.
Por otra parte, entre el 40% y el 50% de los graduados de media superior y que trabajan no cuenta con seguridad social.
“Se van sumando y sumando el número de jóvenes que están destinados a vivir con salarios muy precarios y con trabajos informales, porque al no tener un certificado de bachillerato estás destinado a un trabajo informal y con salario precario, de ese tamaño es la consecuencia del abandono escolar”.
Tere Lanzagorta, directora de Youth Build, de la alianza Jóvenes con Trabajo Digno.
ManpowerGroup señaló que en México hay un mercado laboral emergente donde siete de cada 10 jóvenes tienen dificultades para emplearse por falta de experiencia.
Programas de becas se quedan cortos
Por otro lado, el programa Jóvenes Construyendo el Futuro, tampoco está dando resultados para revertir esta tendencia. La Subsecretaría de Empleo y Productividad Laboral reportó que, de 2019 a enero de este año, 2 millones 124 mil 434 jóvenes fueron contratados como “aprendices” sin que haya un diagnóstico oficial sobre el perfil de los beneficiados del programa ni el estatus de su situación laboral.
“Este programa es ciertamente opaco. No sabemos cuántos jóvenes están en centros de trabajo ni qué han aprendido. Ha habido sospechas de que estos apoyos solo se han dado en tarjetas en las que las empresas le dan el dinero al empleado, un salario incompleto, pero no están generando una cercanía real o compromiso laboral”.
Paulina Amozurrutia, coordinadora general del colectivo Educación con Rumbo.
Tere Lanzagorta recuerda que desde su implementación el programa Jóvenes Construyendo el Futuro fue ambiguo al no especificarse si era un apoyo ante el desempleo, para capacitación o de inserción laboral.
Al respecto, la Secretaría del Trabajo aclara que no es un programa de inserción laboral, por lo que no se garantiza que los jóvenes que reciben ese apoyo mensual durante un año (máximo) vayan a tener empleo formal.
“Que un joven tenga ese ingreso por unos meses por supuesto que lo ayuda momentáneamente, pero no le garantiza ni una mejor preparación ni un trabajo. La beca no transforma las condiciones de los jóvenes, porque ni les ofrece mayor capacitación ni procesos de inserción laboral”.
Tere Lanzagorta, directora de Youth Build, de la alianza Jóvenes con Trabajo Digno.
Con información de Expansión Política.