Ser mamá en México: una lucha contra la desigualdad y la falta de oportunidades

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Para las mujeres mexicanas, tomar la decisión de tener hijos ha significado enfrentarse a la desigualdad en el acceso a oportunidades labores. Lamentablemente, las madres en México pierden hasta 31.6% de sus ingresos al convertirse en madres.

Mujeres pierden hasta 31.6% de sus ingresos al convertirse en madres

La maternidad en México se ha convertido en un factor que afecta el desarrollo profesional de las mujeres, pues quienes son madres tienen menos oportunidades de empleo, dificultades para conseguir trabajo y pérdida de ingresos. Asimismo, por el solo hecho de ser una mujer en edad reproductiva, las oportunidades disminuyen, como señala Margarita Garfias, madre cuidadora y coordinadora de Familias y Retos Extraordinarios A.C.:

“La discriminación no empieza al ser madre, sino por la potencial maternidad que puedes tener, ya que las mujeres en edades fértiles, entre 18 y 40 años, son desplazadas por las empresas que prefieren contratar hombres, ya que las mujeres corren el riesgo de quedar embarazadas y solicitar licencia”.

De acuerdo con información de Reporte Índigo el ingreso mensual promedio de las mujeres con hijos es de 6,620 pesos, según cifras de Encuesta Nacional de Ingresos y Gastos de los Hogares (ENIGH) 2022, mientras que el ingreso promedio de los hombres sin hijos es 20.87% mayor al de ellas. Para aquellas que deciden tener un hijo, este ingreso llega a aumentar hasta en 13.32%, sin embargo, si decide tener un segundo hijo, los ingresos empiezan a disminuir progresivamente y pueden bajar hasta 30 puntos porcentuales.

“El hecho de que las mujeres pierdan hasta el 31.6% de su dinero al convertirse en madres, mientras que los hombres incluso llegan a aumentar sus ingresos, muestra la desigualdad económica que existe entre la maternidad y la paternidad y en el país”.

Reporte Índigo

¿Por qué es tan difícil ser madre en México?

En entrevista con Reporte Índigo, Alexandra Hass, directora de Oxfam México, atribuye esta desigualdad a la doble carga de trabajo que tienen las mujeres, pues, aquellas que logran tener un empleo, además del tiempo que invierten en su ámbito laboral, al regresar a casa son quienes más realizar trabajo doméstico y labores de cuidado.

De acuerdo con datos del Inegi, las mujeres invierten el 73.9% del tiempo de las horas de trabajo doméstico y cuidado de los miembros del hogar que lo necesiten, labores de limpieza, lavado de ropa y trastes, preparación de alimentos y demás actividades domésticas, por lo que invierten 32.7 horas a la semana en estas tareas. Estas labores domésticas no remuneradas equivalen al 26.3% del Producto Interno Bruto (PIB), “monto mayor a lo que reportan actividades como el comercio o la manufactura, resalta el instituto”, señala Reporte Índigo.

“La carga de cuidados es esencialmente un problema de rol social asociado con quién tiene que hacer el cuidado y eso hace que, en la edad reproductiva, las mujeres pierdan ingresos porque tienen menor acceso al mercado laboral por discriminación y por las dinámicas de trabajo formal e informal”, explica.

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Con información de Reporte Índigo

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