Tandas del Bienestar: sin resultados ni presupuesto

El programa no está cumpliendo con los objetivos trazados en su creación y que miles de micro y pequeños empresarios esperan.

6 mil pesos de inicio

El programa de Microcréditos para el Bienestar o como es conocido “Tandas del Bienestar” del gobierno federal no ha dado seguimiento a los beneficiarios y, de acuerdo a reportes de la Auditoría Superior de la Federación, no se han entregado apoyos mayores a 6 mil pesos a pesar que en la convocatoria al devolver los 6 mil pesos, se puede acceder a 10 mil, luego 15 mil y finalmente a 20 mil pesos.

Este programa surgió con el objetivo de ofrecer opciones de crédito, sin intereses, a personas de escasos recursos que no tienen acceso al crédito bancario para que con estos recursos saquen adelante sus negocios, sin embargo, el presupuesto asignado para su operación ha ido decreciendo cada año. La razón es porque se contemplan los reembolsos que deberían realizar los beneficiarios. Hasta marzo del 2020, éstos ascendían a 3 mil 420 millones de pesos, según se informó en la conferencia matutina del 5 de marzo de 2020.

En 2019 tuvo un presupuesto de 3 mil 33 millones de pesos, en 2020 fue de 2 mil 500 millones de pesos, en 2021 de mil 500 millones de pesos y para el 2022 ni siquiera está considerado en el Proyecto de Presupuesto de Egresos que el poder ejecutivo a la Cámara de Diputados para su análisis y aprobación.

En un intento de conocer por qué no está contemplado, la Secretaría de Economía fue la única dependencia en responder que este programa ya no es operado por la dependencia.

Cifras de beneficiarios inconsistentes

En 2019 este apoyo social solo cubrió el 22% de su población objetivo. Rocío Mejía Flores, entonces coordinadora del programa, informó el 5 de marzo de 2020 que según cifras del Censo del Bienestar, 5 millones 274 mil 182 personas eran elegibles de acceder al apoyo, sin embargo, hasta abril de 2021 apenas habían beneficiado a 959 mil 622 personas, según consta en el Padrón Único de Beneficiarios.

“En 2019, la población objetivo del programa ascendió a 1,575,563 personas y la meta original fue atender el 100% de la población inscrita en el padrón, pero sólo se alcanzó el 22.2% de la población objetivo, equivalente a 350,371 personas con micronegocios, 77.8 puntos porcentuales menos que la meta original, quedando pendientes de atender a los 1,225,192 personas incluidas en el padrón”, reveló la Auditoría Superior de la Federación (ASF) en su tercer informe de la Cuenta Pública 2019.

Las personas beneficiarias recibirían en un principio un crédito de 6 mil pesos, el cual debían pagar en un año abonando 600 pesos mensuales, contando con tres meses de gracia. Al liquidarlo, eran elegibles para acceder a uno de 10 mil pesos con la misma lógica: 10 pagos mensuales de mil pesos. El tercer crédito al que podían acceder era uno de 15 mil pesos y el último, una vez pagado en su totalidad los anteriores, sería de 20 mil pesos.

“Habían dicho que al terminar de pagar la primera tanda en automático se nos daba una tanda de 10 mil y sucesivamente íbamos incrementando a 10, 15 y hasta llegar a los 20 (mil pesos) lo cual ahorita pues no se ha dado noticia de la tanda de los 10 mil pesos. Ya se fue otra vez al Banco del Bienestar a preguntar, hemos estado hablando por teléfono y nos comentan que no hay fecha, que no hay fecha y que no hay fecha”.

Hortencia, beneficiaria

En marzo de 2020, se anunció que 175 mil personas que ya habían pagado su crédito de 6 mil pesos les sería entregado un segundo crédito de 10 mil pesos, sin embargo, esta promesa no se concretó.

Deficiencias en el programa

Otra de las deficiencias de los apoyos es que se consideró a personas que no necesitan el recurso. Como en el caso de la señora Fernanda originaria de Acapulco, Guerrero, quien es beneficiaria y a más de año y medio de que recibió el apoyo, no ha podido liquidarlo. Comenta que formalmente ella no pidió el apoyo, pero que personal de la Secretaría del Bienestar que recabó sus datos le informó que había “salido sorteada” y que le prestarían 6 mil pesos.

Si bien lo invirtió en un puesto de antojitos, la pandemia por COVID-19 la obligó a cerrar su puesto para buscar otras opciones que lamentablemente no le generar el suficiente ingreso para liquidar la deuda.

Al respecto, el doctor Jorge Feregrino, académico de la FES Acatlán, precisa que para asegurar una buena implementación y permanencia de estos programas debe haber una real demanda de crédito.

“Los diferentes negocios tienen diferentes necesidades y para que algo como un microcrédito o una tanda te sirva para esos objetivos necesitas conocer las necesidades de esas empresas y pues la verdad es que no les dio tiempo de saberlo para con ello ajustar montos dependiendo del tamaño de la empresa y demás. (…) Hay una falta de diseño, de planeación, de cuál es el objetivo de tu programa porque otra vez, si es solo entregar dinero pues es eso, entregar dinero, pero si planeas atacar otro tipo de cosas debes tener un diseño más profundo, una planeación, un cuerpo operativo que también se ha visto afectado con la llamada austeridad de esta administración.”

Alejandra Macías, directora de investigación del Centro de Investigación Económica y Presupuestaria (CIEP).

Opacidad y discrecionalidad

En el tercer informe de la Cuenta Pública 2019, la Auditoría Superior de la Federación (ASF) presentó la auditoría de desempeño 2019-0-101000-07-0361-2020 en la que analizó la operación y resultados de este programa social. Microcréditos para el Bienestar fue operado en 2019 y 2020 por la Secretaría de Economía y a partir de este 2021 se trasladó a la Secretaría de Bienestar.

De las 350 mil 371 beneficiarias en 2019 solo 7 mil 968, el 2.3%, recibieron capacitación debido a que no se iniciaron oportunamente los cursos y las asesorías para fortalecer sus capacidades empresariales.

“Situación que se explica por la falta de un diagnóstico que le permitiera la identificación y focalización de las necesidades de capacitación de los beneficiarios, así como por la carencia de una unidad responsable de realizar la programación de actividades, asignar y administrar recursos y tiempos de ejecución, a efecto de cumplir con los objetivos y metas de este programa.”

ASF

El informe explica que la falta de una métrica y de mayor información, no permitieron acreditar el impacto de los resultados en la población atendida con los subsidios e implicó que no fuera posible precisar la contribución a fortalecer las capacidades productivas y de emprendimiento, así como la generación de nuevos y mejores empleos, de las personas microempresarias que viven en las zonas de media, alta y muy alta marginación.

Con información de Animal Político.

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