La pandemia y el lento crecimiento económico son un reto para jóvenes que dejaron sus estudios, pero tampoco encuentran buenos empleos.
Se enfrentan a condiciones restrictivas
La población joven de México tiene un gran reto por delante: el factor pandemia y la lenta recuperación económica han restringido con severidad las condiciones para acceder a educación y empleo de calidad.
Durante el confinamiento, el Inegi reportó que el 26.6% de la población de 3 a 29 años no se inscribió al ciclo 2021, mientras que el 25.3% dejó los estudios porque los padres se quedaron sin empleo, en tanto que el 21.9% no continuó estudiando porque carecía de computadora, tablet, celular o conexión a internet.
Datos que muestran respecto al binomio de educación y empleo, graves retrocesos que están reduciendo las oportunidades de bienestar y desarrollo en nuestro país tales. Las dificultades para seguir estudiando y preparándose para conseguir trabajo digno también se agregan a esta crisis. Aunado al género, etnia, estatus migratorio y factores socioeconómicos.
“Lo que sigue será perpetuar la pobreza, porque el tipo de trabajos a los que pueden acceder son limitados, con salarios insuficientes. Por eso es necesario redoblar los esfuerzos por una mayor cobertura educativa, pero que además esté vinculada a las necesidades de los empleadores”.
Alianza de Jóvenes con Trabajo Digno
Según la Organización Internacional del Trabajo (OIT), la tasa de ocupación de jóvenes de 15 a 24 años disminuyó 8.7% en 2020 a nivel mundial.
“Ello pone de relieve un riesgo muy elevado de una generación perdida”.
La Encuesta de las Naciones Unidas sobre Juventudes de América Latina y el Caribe dentro del Contexto de la Pandemia del Covid-19 indica que, en la región, el 16% de las personas jóvenes perdieron su trabajo, les suspendieron el contrato o trabajaron menos horas,
Sylvia Ortega, presidenta del Consejo Ciudadano de Mejoredu, explica que, si bien la pandemia trajo desigualdades entre los estudiantes de la educación media superior, también demostró que el conocimiento no se adquiere solamente dentro de las aulas.
Antes de la pandemia, México ya batallaba con indicadores inaceptables en materia educativa para las y los jóvenes; pero ahora, la realidad exige actuar e involucrarse de forma urgente en la construcción de una sociedad incluyente ante lo que considera una catástrofe generacional.
Lento crecimiento: el principal factor
Las y los jóvenes de 15 años o más, continúan sufriendo por secuelas como el confinamiento y la violencia. El reto más grande al que se enfrentarán durante la recuperación económica post pandemia es encontrar empleo, sobre todo porque no es un problema que se vaya a solucionar en el corto plazo.
“Jóvenes que se habían ido de las escuelas, están regresando y están terminando el nivel. Porque posiblemente ya se habían insertado en el espacio de la construcción y la informalidad, y necesitan o reconocen el valor de la credencial y las certificaciones”.
Silvia Ortega, presidenta del Consejo Ciudadano del Mejoredu.
De acuerdo con la Secretaría de Educación Pública (SEP), en 2019 había más de 5.2 millones de estudiantes de nivel medio superior. 3.3 millones inscritos en el bachillerato general, es decir, el 63 %. A nivel superior hay más de 3.9 millones de alumnas y alumnos, de los cuales 3.6 millones en licenciatura, lo que representa el 91.6 por ciento de la matrícula nacional.
Para la Alianza Jóvenes con Trabajo Digno, “esta generación tiene mayor escolaridad, mejor salud y mayor exposición y contacto con las nuevas tecnologías”. Aunque su potencial productivo es enorme, 8 millones de jóvenes entre 15 y 29 años están excluidos y excluidas de la economía.
Con información de México Evalúa, El Economista.