Por Sebastián Jaimes Garfias
Twitter: @Sebastian_JG16
Se aproximan las elecciones de 2021 y comienzan a consolidarse interesantes e inverosímiles alianzas partidarias. Después del demoledor triunfo de Morena en las elecciones del 2018, partidos como el PRI, PAN y el PRD quedaron debilitados estructural e ideológicamente. Estaban “moralmente derrotados”. Desafortunadamente para México y para la democracia estos partidos, que pasaron a convertirse en oposición, resultaron muy mal organizados y no representaron un sólido contrapeso político a la administración actual, fue como si no existieran. Es preocupante que esto haya sido así porque las democracias se deben constituir por diversas alternativas y equilibrios políticos; de otra manera, no serían democracias, serían algo parecido a una dictadura.
De cara a las próximas elecciones vemos que se empiezan a organizar pragmática y estratégicamente estos partidos. El riesgo de estas alianzas es que terminan por darle cierta validez y verosimilitud a calificativos del presidente como la “mafia del poder” o el “PRIAN”.
A pesar de estas coaliciones, existe un problema de fondo en el sistema de los partidos políticos mexicanos. No existen ideologías, valores e intereses claros que les den forma y con los que los mexicanos se puedan sentir verdaderamente identificados. Que el PAN, un partido históricamente de derecha, se haya aliado con el PRD, un partido inicialmente de izquierda, es un ejemplo de estos extraños amalgamas sin identidad política. Por eso, muchos de los pactos que se están construyendo actualmente son simplemente para velar por los intereses de supervivencia de los partidos más que un genuino intento de acercarse a las bases electorales del país.
Además de las maniobras ajedrecísticas de los partidos políticos, también podemos observar a diversas organizaciones como la Conferencia Nacional de Gobernadores (Conago), Sí por México e incluso FRENAAA, que están buscando colaborar entre ellas, o incluso con los mismos partidos, para convertirse en una suerte de contrapeso político y social ante la actual hegemonía de Morena. Para tener éxito, deberán tener ideas y objetivos claros, pues al final del día lo que políticamente necesita el país es claridad y transparencia en ese sentido, en vez de berrinches y pataletas mediáticas.
Los partidos políticos en México requieren de cambios importantes y necesarios en cuanto a su estructura, ideología y valores. Ni siquiera Morena, el partido hegemónico actual, que se construyó con muchas ratas políticas que huían del naufragio del PRI, cuenta con una idea o imagen clara de sí mismo, pues se dicen de izquierda, pero muestran muchas actitudes conservadoras, se dicen diferentes a los gobiernos anteriores, pero siguen existiendo muchas similitudes.
Ojalá que estas próximas elecciones nos sirvan de diagnóstico para entender la situación política y partidaria del país, ojalá que los partidos sean capaces de construirse una identidad, ojalá que, a pesar de todo, se estructure y consolide una mejor oposición, es justo y necesario.