#CartasDeUnCiudadano: Cienfuegos y cien preguntas que se hacen México y EE.UU.

Por Sebastián Jaimes Garfias

Regresa a México el general Cienfuegos después de haber sido detenido en Estados Unidos con cargos por presuntas participaciones o vinculaciones con presuntas células del crimen organizado y después de que, en Brooklyn, una jueza federal desechara formalmente los cargos en su contra. Su regreso representa, una vez más, un acontecimiento sin precedentes en la historia de la relación bilateral con nuestros vecinos. Con todo esto, surgen muchas dudas y especulaciones en cuanto a motivos, razones y formas.

En un país donde el ejército ha desempeñado muchísimas tareas del orden civil tales como la seguridad, el combate al crimen, la administración de puertos y la construcción de aeropuertos, por mencionar algunas, que se haya detenido a un alto mando supone una macilla en su imagen y en su confianza sobre todo hoy en día cuando muchas de los planes y obstinaciones del Ejecutivo recaen sobre esta institución.

En ese sentido, no le conviene, al Ejecutivo, estar en malos o tensos términos con este organismo, tiene que demostrar que está con ellos sino en público en privado.

Es por eso que quizá haya existido alguna maniobra subliminal para regresar al exsecretario. Al respecto, se dice en medios, conversaciones y redes lo siguiente.

Es evidente que este suceso daña de alguna manera la cooperación en materia de seguridad entre ambos países. Se comenta que, para regresar al general, la administración mexicana amenazó con limitar las operaciones de la Administración de Control de Drogas (DEA por sus siglas en inglés) al interior de nuestro país.

Que esto haya sido negado por autoridades oficiales, no le quita cierta plausibilidad.

También hay quienes sugieren que debido a que el Ejecutivo no felicitó al presidente electo Biden, Trump le concedió al licenciado López este favor. Personalmente no creo que sea el caso, debe de ser más complejo que eso; no obstante, lo menciono porque ha sido comentado ampliamente en redes sociales.

Por último, vale la pena hacerse preguntas como éstas: ¿Estaba bien armado el caso de la DEA?, ¿de tratarse de un jugoso capo de la mafia, la justicia en Estados Unidos lo hubiera dejado ir tan fácilmente?, ¿tiene Cienfuegos información sensible, que de haberse llevado a cabo un juicio, hubiera resultado perjudicial a instancias y personajes de la administración actual?, ¿buscaba Estados Unidos algo más y utilizó al general como medio para adquirirlo?

¿Se trata de una estrategia de manipulación mediática transversal para desviar atenciones?

Con todo lo anterior, no sugiero caer en paranoias ni esquizofrenias sin embrago, son especulaciones, que dado no conocemos todos los elementos y detalles que conforman este peculiar caso, nos podemos dar el lujo de hacer.

No nos queda más que esperar a la investigación que lleve a cabo la fiscalía mexicana para tener respuestas más claras y contundentes.

Ojalá sea así, ojalá el proceso sea transparente.

Una vez más, reitero mi invitación a seguir al pendiente de este caso, a hacernos preguntas a su respecto, a mantener una actitud crítica y sobre todo, a cuestionarnos y debatir el papel que juegan las fuerzas armadas en nuestra sociedad en una época en la que parece que vivimos una suerte de militarización de algunas instancias de la vida pública del país.