Por Sebastián Jaimes Garfias
Twitter: @Sebastian_JG16
Hace unos meses se materializó FRENAAA (el Frente Nacional Anti AMLO), un intento de oposición ciudadana que tiene como objetivo lograr mediante protestas la renuncia del presidente López. Como parte de sus acciones de manifestación, la semana pasada se propusieron tomar y ocupar calles y plazas de la Ciudad de México, emulando las tomas y protestas encabezadas por el licenciado López hace catorce años cuando perdió las elecciones ante el licenciado Calderón alegando fraude.
En cualquier democracia, sin importar sus mayorías o ideologías es esencial que exista una oposición. De otra forma, no sería democracia, sería dictadura.
El caso de México, sin embargo, es muy particular; recordemos que hace dos años la gran mayoría de la ciudadanía decidió darle al licenciado López, mediante su voto, su confianza. Después de años de malas gestiones y corrupción, veían en él una oportunidad de cambio. Muchos la siguen viendo, otros tantos ya no. Lo importante en este sentido es tener presente que, con las pasadas elecciones, gran parte del sistema político que otrora existía, se debilitó, fragmentó o de plano desapareció.
En otras palabras, quienes antes contaban con el apoyo y respaldo de las mayorías, pasaron a convertirse en oposición, en la minoría política.
A pesar de ello, se trata de una oposición que no representa un verdadero contrapeso a las acciones, decisiones y políticas de la administración actual, es como si no existiera.
Ante la falta de una oposición política sólida y bien definida, surgen cuerpos o intentos de oposición ciudadana como FRENAAA. Desafortunadamente no son la oposición clara, firme y certera que esperábamos. Son un puñado de gente que, a través de estrategias como las casas de campaña vacías, tratan de hacerse ver como una gran mayoría. Son gente confundida e ignorante que tiene cierta noción de que las cosas van mal en el país, no pretendo decir que no sea así, no obstante, no saben explicar o identificar las razones o causas de esos males. Se entregan a la comodidad que implica decir que todo es culpa del presidente, lo llaman incluso comunista (algo que evidentemente no es y que solo termina por dejar al desnudo la ignorancia que existe entre sus miembros y líderes).
Hay descontentos entre ciertos sectores de la población; sí, hay cosas que el
actual gobierno ha hecho mal; también.
Empero, no podemos manifestar estos sentires o señalar desaciertos desde la ignorancia, los prejuicios y la mala organización. Necesitamos de una oposición ciudadana informada, que tenga objetivos y señalamientos claros y puntuales y que sepa en verdad lo que está haciendo. No necesitamos una oposición que crea que manifestarse es salir a rezar o dejar casas de campaña vacías en la calle. Ojalá que este triste y lastimoso intento de frente entienda esto y logre recuperar el rumbo para convertirse en una oposición seria y necesaria. De lo contrario, solo se dejan en ridículo y perjudican al ejercicio de la democracia en vez de fortalecerlo.
