Por Sebastián Jaimes Garfias
Twitter: @Sebastian_JG16
El pasado fin de semana nuestro primer mandatario dio a conocer la lamentable noticia de que se contagió de Covid-19. El presidente se suma a la lista de más un millón de mexicanos que han sido afectados por esta enfermedad.
No nos olvidemos que, durante el inicio de la pandemia el presidente minimizó sus efectos e hizo un exhorto a la población a seguir saliendo, a “no tenerle miedo”. Recordemos que, el subsecretario López-Gatell dijo a los medios que no era recomendable utilizar cubreboca y que la fuerza del presidente era moral y no de contagio y, en ese sentido, no habría problema alguno si seguía saliendo en sus giras por todo el país. Tengamos presente que en algún momento el presidente comentó que los “detentes” que le regalaban, eran lo que lo protegía, que solo los corruptos se contagiaban. Todo mal.
En redes sociales se manifestó el apoyo de muchos usuarios, comentaristas, funcionarios y homólogos internacionales que desearon su pronta recuperación; sin embargo, desafortunadamente (y como era de esperarse) también hubo quienes le desearon todo lo contrario.
Se vale no coincidir o estar en desacuerdo con dichos y hechos del presidente, se vale criticar y exigir, todo eso es parte de una democracia. Lo que no se vale es desear el mal, celebrar la enfermedad y esperar lo peor, eso es mezquindad. Es importante tener en cuenta que, una mala salud de los primeros mandatarios, en todo el mundo, tiene implicaciones en muchos sentidos, por lo que no nos conviene tener al nuestro debilitado de salud.
Ojalá se recupere pronto el licenciado López Obrador y no tenga mayores afecciones, ojalá también que este tiempo de reposo sea tiempo de reflexión para cambiar el discurso de cuidado y prevención ante la pandemia. Pronta recuperación, presidente.
Para finalizar, quisiera agradecer a todos los lectores y lectoras que me acompañaron a lo largo de este viaje de 24 semanas que ha llegado a su fin. Muchas gracias a todas las personas que me leyeron, a quienes coincidían conmigo y a los que no, pues como sugerí a lo largo de mis escritos, la democracia se construye con diversidad y debate.