En México se han practicado pruebas para detectar el Covid-19 solo en el 0.1 por ciento de la población del país.
Otras naciones, que han tenido otra filosofía frente a la pandemia, han practicado muchas más. Por ejemplo, Corea del Sur aplicó exámenes al 1.3 por ciento de su población. Alemania, otra nación con un desempeño relativamente exitoso, exploró en 3.2 por ciento; Chile en 1.5 por ciento, por citar solo tres casos.
Si el porcentaje de la población examinada en México sigue en los mismos parámetros, el escenario más probable para los siguientes meses es que, tras la reapertura parcial de la economía y del fin del confinamiento, no tardaremos en observar una reactivación de los contagios que va a conducir a… un nuevo confinamiento.
Ayer le expresé en este espacio las que, a mi juicio, son dudas legítimas respecto a nuestro real conocimiento de la trayectoria de la pandemia en nuestro país.
Si el número de casos confirmados, del que se nos informa cada tarde, es un subconjunto incierto del número de casos reales, entonces la curva de contagios con la cual se modela la probable trayectoria de la epidemia también es altamente incierta.
Dada la alta proporción de casos asintomáticos que existen, es probable que un relajamiento de las medidas de distanciamiento físico vaya a dar lugar a un crecimiento de contagios que va a afectar a población vulnerable, la cual va a demandar atención hospitalaria.
Por esa razón fue oportuna la demanda del Consejo Coordinador Empresarial, expresada de nuevo ayer, de hacer pruebas, como condición para el retorno de los trabajadores a la actividad productiva.
Se nos ha dicho que quizá hoy mismo se den a conocer lineamientos para la reapertura a partir del 18 de mayo, es decir, el próximo lunes, en un cierto número de municipios.
Lo más probable es que esa reactivación desencadene más contagios. La razón es que es virtualmente imposible suspender el tránsito entre municipios contagiados y los que no lo están.
Pero, además, el mensaje que se enviará con la relajación de las medidas, va a dar lugar a una mayor movilidad en todo el país.
De acuerdo con los datos diarios de Apple Trends, al 10 de mayo, la movilidad en automóvil en la CDMX bajó 72 por ciento respecto al 13 de enero. Pero en Guadalajara lo hizo en 62 por ciento; en el Estado de México en 61 por ciento; en el estado de Nuevo León en 49 por ciento, y en Tijuana solo en 38 por ciento, por citar algunos puntos relevantes.
Cuando se mande el mensaje de que en algunos lugares ya habrá desconfinamiento, tenga la certeza de que estos porcentajes van a disminuir, aun en las ciudades donde no se puede abandonar aún el confinamiento.
Es algo natural, la gente necesita y quiere salir.
El problema es que con un nivel real de contagios que no conocemos, pero que seguramente es muchas veces más que el número de casos confirmados, los asintomáticos o los que tienen síntomas leves, van a contagiar a más, de los cuales muchos van a desarrollar síntomas y a requerir hospitalización.
Por eso creo que el escenario más probable que tenemos en México es una sucesión de aperturas y cierres en el curso de los siguientes doce meses.
Si tuviéramos una sociedad con capacidad para cumplir con las normas y seguir los protocolos exigidos, quizá podríamos reducir el riesgo, pero todos los indicios señalan que tras la reapertura pronto tendríamos hacinamientos en transporte público o en actividades comerciales, sin el cumplimiento de las medidas requeridas.
No es un dilema fácil, pero, como le dijimos aquí el pasado 6 de abril, estamos jugando a la ruleta rusa, con la política de mejor no enterarnos de lo que pasa con el 99.1 por ciento de la población.