La avalancha que viene de Estados Unidos

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Raúl Rodríguez Cortés

Unos 800 mil mexicanos regresarán al país empujados por la crisis sanitaria-económica que golpea a Estados Unidos, lo que agravará los problemas que, por esa misma razón, enfrentamos en México.

En febrero pasado, cinco y medio millones de personas estaban desempleadas en Estados Unidos. Con el cierre económico obligado por la pandemia, el paro alcanzó en abril 22.7 millones de trabajadores, la cifra más alta en la historia de ese país. La consultora Oxford Economics estima que en mayo fueron 27.9 millones los desempleados y que en junio sumarán unos 36 millones.

¿Cuántos, de ese total, son mexicanos despedidos allá de sus trabajos? El Instituto de Política Migratoria de Estados Unidos estima que un millón 400 mil, de los que al menos la mitad (700 mil) están en una situación migratoria irregular.

Ese universo de indocumentados, más otro no estimado que tienen estatus regular pero que por la crisis sanitaria y sus consecuencias económicas fueron despedidos o registraron pérdida de ingreso y que, conservadoramente, serían unos cien mil, es el que está en la disyuntiva de regresar a México, temporal o permanentemente, en un creciente flujo que se empezó a registrar desde marzo pasado, según el análisis recientemente publicado por Tonatiuh Guillén, excomisionado del Instituto Nacional de Migración (INM) y expresidente del Colegio de la Frontera Norte, en el estudio “Cambiar el rumbo: el desarrollo tras la pandemia” del Programa Universitario de Estudios del Desarrollo de la UNAM.

Un retorno migratorio de ese tamaño no solo plantea para el país un mayor riesgo de contagios de Covid19. También sugiere una fuerte presión para las regiones a las que regresan los migrantes (expulsoras de mano de obra por su debilidad económica) y el agravamiento de un desempleo que se estima, muy optimistamente, en un millón de mexicanos que se habrán quedado sin trabajo a consecuencia de los efectos económicos de la pandemia.

¿Encontrarán empleo aquí? Difícilmente.

Otro efecto negativo será la disminución de remesas que dejarían de enviar los migrantes que regresen. A contrapelo de ese escenario, que golpeará una de las principales fuentes de ingreso de divisas para el país, el monto de las remesas tuvo en marzo un crecimiento inesperado. Pero según Guillén, ese es un dato que evidencia lo que llama el flujo de retorno Covid19.

Mientras que en febrero de este año las remesas fueron de dos mil 690 millones de dólares, en marzo alcanzaron cuatro mil diez millones de dólares, un crecimiento espectacular, pero atípico.

Las remesas aumentan habitualmente los meses de marzo de cada año en un promedio de 25%, pues normalmente declinan en enero y febrero. Pero este marzo prácticamente se duplicó la expectativa, lo que no se explica con la tendencia habitual. Es ahí lo que el estudio denomina el retorno Covid19, es decir, personas que regresan a México junto con alguna cantidad de recursos económicos que vistos en el total son muy significativos: al menos 650 millones de dólares del total de las remesas de marzo, según la estimación.

Si se toma en cuenta el dato por entidad de remesas en el mes de marzo del Banco de México, se puede tener una idea de hacia dónde se dirige el flujo de retorno Covid19: Tabasco, Baja California, Ciudad de México, Jalisco y Oaxaca.

Este es un panorama de la avalancha migratoria que se espera nos venga de Estados Unidos.

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