Ante la mayoría que tiene Morena en la Cámara de Diputados —en conjunto con sus partidos aliados—, la elección de los cuatro consejeros del Instituto Nacional Electoral (INE) existe un riesgo de sesgo e imposición por parte del partido en el gobierno.
En entrevista con Ciudadanos en Red, Arturo Sánchez, exconsejero del instituto explica que este riesgo existe en todo el proceso, ante el control que tiene la administración federal.
El primer paso del proceso es elegir a siete miembros que conformen la Comisión de Transparencia; tres de ellos son nombrados por la Cámara de Diputados, dos por la Comisión Nacional de Derechos Humanos (CNDH) y dos más por el Instituto Nacional de Acceso a la Información (INAI).
El problema, señala Sánchez, es que la CNDH ya no es tan autónoma como solía serlo, y en Diputados puede imperar esa mayoría.
“Si logran una mayoría artificial e importen a ciertas personas habrá un sesgo partidista todavía”, dice el ex onsejero.
Esto dañaría la segunda etapa del proceso, que es la definición de la metodología para conformar las quintentas de los candidatos a consejeros.
“Si la metodología que se usa es transparente, las reuniones y las entrevistas son pública, hay acceso a los expedientes y se abre a la sociedad civil no hay problema.
“Pero si la metodología es más cerrada y poco transparente, si no hacen pública la información vamos a tener quintetos de personas que los ciudadanos no conocemos y eso se agrava el sesgo político”, advirtió Sanchez.
Para evitar esto, el ex consejero apeló al sentido democrático de los diputados y no a sus intereses políticos en los que impongan sus mayorías.
Si bien este es el tercer proceso de elección bajo esta figura, es la primera vez que un partido tiene mayoría en la Cámara de Diputados y control en otros organismos considerados autónomos.
“Antes la ley permitía que las bancadas propusieran directamente a los consejeros y evidentemente tenían mano los partidos. Por eso se cambió la ley y se decidió la conformación del grupo de notables”, recuerda Sánchez.
Ahora, los ciudadanos y las organizaciones deben vigilar la conformación del comité y la elección de la metodología, de manera que todo sea lo más transparente posible.