¿Alguien ha notado que el pan del tipo que vende Bimbo subió 5.25 % en un año? ¿O que la leche como la de Lala aumentó casi 6 %? ¿O tal vez que el pollo y el huevo, productos que comercializa Bachoco, se elevaron 5.8 y 19.7 %?
En su columna de “Parteaguas” en El Financiero, el periodista Jonathan Torres comenta que para lo mexicanos quizás el que la economía se haya desplomado 9%, o la pérdida de 600 mil empleos o más de 150 mil muertos no son datos relevantes, pero sí, la consecuencia de todo lo anterior es el aumento al precio el kilo de tortilla.
Para ellos quizá los indicadores delicados son los de 20 pesos. Dependiendo de dónde los compren, hay tres productos que deben rondar o incluso estar debajo de ese nivel: el dólar, la gasolina y la tortilla; por unidad, por litro y por kilo. Y esos tres, coincidentemente, lucen relativamente estables en el país, pese a que todos están sujetos al libre mercado. Eso es especialmente importante en un año electoral.
Otros precios son menos relevantes: ¿Alguien ha notado que el pan del tipo que vende Bimbo subió 5.25 por ciento en un año? ¿O que la leche como la de Lala aumentó casi 6 por ciento? ¿O tal vez que el pollo y el huevo, productos que comercializa Bachoco, se elevaron 5.8 y 19.7 por ciento?
Todos estos indicadores superan la inflación general, asunto en el que ya pusieron atención los analistas del banco estadounidense JPMorgan, quienes advirtieron en un documento: “Las tendencias fuertes permanecen en todos los ámbitos”, en referencia al comportamiento en los precios de los productos de las empresas mencionadas.