En menos de una semana cambió el discurso de no pasa nada a resguardase en casa para evitar más contagios.
Por Gabriela Rivera
Aunque el número de casos de pacientes contagiados por COVID-19 crece de manera acelerada, el presidente Andrés Manuel López Obrador mantiene un doble discurso sobre las acciones que se deben realizar para reducir los contagios.
El 28 de marzo pasado, a través de un video difundido en sus redes sociales, el mandatario aseguró que ya era momento de no salir y pidió a los mexicanos quedarse en casa.
“Si no nos cuidamos, si no nos retiramos a nuestras casas y nos cuidamos, entonces puede pasar esto: se nos van a disparar los casos de infección, y se nos van a saturar los hospitales, no nos van a alcanzar las camas, los hospitales”, afirmó en el mensaje, grabado mientras estaba de gira en Tijuana, Baja California.
Ese día, el número de mexicanos contagiados con el virus era de 848 casos, que eran 131 más en comparación con el día anterior; comenzaba a subir la cifra de contagios.
Sin embargo, el Presidente decidió no cancelar sus giras, y aunque ya no hay numerosos mitines ni fans esperando en el aeropuerto de cada ciudad que visita, AMLO no cumple lo que pide a los ciudadanos: quedarse en casa.
Del se está exagerando…
El coronavirus comenzó a expandirse con rapidez en enero a lo largo del mundo, y para febrero la Organización Mundial de la Salud ya había declarado una emergencia sanitaria por este virus.
Pero el 11 de febrero, el presidente aseguraba que se estaba exagerando sobre la letalidad del COVID-19.
“Afortunadamente, repito, no tenemos problema. La fortaleza del virus o lo peligroso que es, está demostrado que no va a acorde con todo lo que se ha manejado mundialmente”, dijo AMLO en su conferencia matutina.
El 27 de ese mes aseguraba que México estaba preparado para enfrentar la pandemia, pero pedía no exagerar las cosas ni actuar como lo hizo el gobierno de Felipe Calderón durante la pandemia de influenza H1N1.
“No hay que exagerar, porque la verdad, hay quienes quisieran que nos fuese mal, o sea, por cuestiones ideológicas, que nos afectaran estas epidemias y que nos fuese mal, que están molestos porque ya no pueden robar”, aseguró.
A partir de esa declaración repitió el discurso de que la oposición y los neoliberales desean que a su gobierno le fuera mal con esta crisis sanitaria.
Al mismo tiempo, minimizó la situación, pese a que el 28 de febrero se confirmó el primer caso de COVID-19 en México.
“Miren, lo del coronavirus, eso de que no se puede uno abrazar; hay que abrazarse, no pasa nada”, dijo cinco días después de que el virus comenzará a disiparse entre la población mexicana.
Durante los primeros días de marzo, el presidente aseguró que iban a acatar las órdenes de los especialistas y los científicos, que son los que conocen del tema. Sin embargo, los médicos que rodean al presidente no dieron la orden de resguardo, e incluso aseguraron que la fuerza del mandatario es moral.
El 18 de marzo, en otra conferencia matutina, AMLO mostró imágenes católicas y aseguro que son sus escudos protectores. “Detente, enemigo, que el corazón de Jesús está conmigo”, dijo el presidente, quien profesa la religión evangelista.
Los días siguientes continuó pidiendo calma y evitar caer en las especulaciones y el pánico. Incluso el 23 de marzo publicó un video en el que pidió a la gente no dejar de salir a las calles, pese a que ya había 367 personas contagiadas y cuatro defunciones.
“No hacemos nada bueno, no ayudamos si paralizamos sin ton ni son de manera exagerada”, dijo en un video grabado en una fonda de Oaxaca.
…Al quédense en casa
Una semana después de este video, y de anunciar que se cancelaban los eventos masivos en sus casas, AMLO pidió a todos quedarse en casa en la medida de sus posibilidades.
A partir de ese momento, en su discurso pidió que todos los mexicanos cooperen para cumplir las medidas establecidas por la Secretaría de Salud, al mismo tiempo que informó que dejaría de saludar de beso y abrazo a las personas.
Sin embargo, aseguró que no usará cubrebocas porque eso espanta a la gente y los políticos solo lo usan para acaparar la atención y alarmar a la gente.
Mientras los casos avanzan a casi dos mil personas contagiadas, más de 170 muertos y la instauración de la fase 2, el presidente sigue con sus conferencias de prensa y sus giras por todo el país, pues asegura que su compromiso es seguir trabajando, aún en medio de la adversidad.