Por Gabriela Rivera
@gabs_07
Hace dos años, Andrés Manuel López Obrador prometió que el crecimiento económico sería de 4% anual, el doble de lo que había crecido en las últimas tres décadas.
“No hemos crecido adecuadamente en los últimos 35 años, tenemos una tasa promedio de 2%, y esto ha impedido que se puedan crear empleos en el país, a eso se debe mucho el fenómeno migratorio y también problemas de pobreza, inseguridad, de violencia. Es fundamental lograr el crecimiento de la economía, se necesita el esfuerzo de todos, no se podría hacer sólo con la participación del sector público”, dijo el recién electo Presidente de la República.
Apenas había ganado las elecciones, y el comentario lo hizo en una conferencia de prensa posterior a una reunión que tuvo con los integrantes de de la Confederación de Cámaras Industriales de la República Mexicana (Concamin), el 10 de julio.
Dos años después, Andrés Manuel no solo incumplió su promesa, sino que la crisis económica está en niveles iguales a los de 2009, año de la peor recesión económica mundial de los últimos años.
Para 2019, las predicciones de distintas instituciones financieras y organismos internacionales hablaban de un crecimiento menor a 1%, pero ni eso logró la administración federal: el primer año de gobierno terminó con -0.1% de crecimiento del Producto Interno Bruto (PIB), es decir, la economía simplemente se estancó.
De acuerdo con el Grupo Financiero Base, dicho estancamiento se debió entre otros factores, a la cancelación de la obra del Aeropuerto Internacional de la Cuidad de México y la caída de la industria de la construcción, ya que no hubo obra pública, así como a la reducción del consumo interno ante la incertidumbre económica.
Ante el panorama, en septiembre de 2019, López Obrador ya se moderaba en sus comentarios y dejo de repetir la promesa que hizo al ganar las elecciones.
El cierre de año representaba una esperanza para recuperar la economía pérdida. Grupo Financiero Base pronosticaba un crecimiento de entre 0.2 y 0.7%, mientras que organismos como la CEPAL daban una cifra más optimista de hasta 2%
Sin embargo, la crisis sanitaria ocasionada por el coronavirus desplomó cualquier oportunidad de crecimiento económico y hoy se espera que el país cierre con una cifra negativa y una contracción del PIB de hasta 10%.
La pérdida de casi un millón de empleos en 6 meses, el confinamiento y cierre de las actividades económicas, el cierre de empleos, así como la disminución del consumo interno son las principales variables que han afectado la economia mexicana desde febrero de este año.
Esta danza de cifras ha impactado directamente la situación de los mexicanos y redujo el consumo de bienes y servicios por el desempleo o la reducción de sueldos que enfrentaron millones de mexicanos durante los tres meses de confinamiento obligatorio.
Todo esto tendrá un impacto negativo en la economía nacional, pues impactará directamente en el consumo de las familias, quienes dejarán de adquirir bienes y servicios por tener menos dinero. A su vez, esto traerá consecuencias para la economía nacional, ya que la circulación del dinero al interior del país es lo que impide que el PIB se desplome, explica el Instituto para el Desarrollo Industrial y el Crecimiento Económico (IDIC)
Y aunque el presidente se muestra positivo sobre la recuperación económica que ya está viendo en México, lo cierto es que no llegaremos a la cifra prometida ni este ni el siguiente año.
En un análisis, José de la Cruz, director del IDIC, explica que que la inversión pública será de apenas 3.5 mil millones de dólares enfocados entres obras principales. Esto a su vez limita el crecimiento económico, ya que la obra pública es uno de los detonantes de otras industrias.
“Se quiere de un incremento en la inversión productiva que no se encuentra en el presupuesto: sólo el sector privado la puede realizar y llevarla a todos los municipios y estados del país. Los recursos públicos están acotados”, dice de la Cruz.
El documento señala también que el gobierno tendrá que redefinir el camino que ha seguido de mantener los programas sociales con entregas de dinero o invertir en proyectos que detonen la inversión.