La termoeléctrica de Tula genera electricidad que se distribuye en el centro del país, pero no es lo único que produce, cada día, lanza a la atmósfera toneladas de contaminación que terminan llegando a los pulmones de la gente.
Esto se debe a que utiliza combustóleo, lo último que queda de la refinación del petróleo, es el más barato de los combustibles, pero también el mas dañino y afecta al Valle de México, perjudica y envenena a sus habitantes.
A pesar de que el tráfico se ha reducido debido a la cuarentena, los niveles de contaminación no se han reducido, esto se debe a las altas emisiones de gases como dióxido de azufre (SO2), así como las de óxidos de nitrógeno y otras partículas suspendidas del complejo industrial de Tula que ocupa el segundo lugar entre las 500 empresas más contaminantes de México, Canadá y Estados Unidos, según denuncian organizaciones ecologistas.
Especialistas afirman que el reciente acuerdo de la Secretaría de Energía que limita el uso de energías renovables provocará un mayor uso de combustóleo, producto un residual del petróleo más pesado y mucho más contaminado, y como resultado un aumento de los niveles contaminantes.
Es decir, el gobierno en lugar de trabajar por energías limpias, apostará por energía que generará más contaminación y problemas de salud entre la población.
Según estudios de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) y el Instituto Politécnico Nacional (IPN), la contaminación de la termoeléctrica de Tula puede causar la muerte de alrededor 14,000 personas cada año en el Valle de México.
La contaminación atmosférica urbana aumenta el riesgo de padecer enfermedades respiratorias agudas, como la neumonía, y crónicas, como el cáncer del pulmón y las enfermedades cardiovasculares. Cabe recordar que el Covid-19, es más peligroso cuando la persona que se infecta, tiene alguna de estas enfermedades previas.