Daños ambientales por construcción del Tren Maya son apenas la punta del iceberg: OEM

El Consejo de Crisis Climática de la OEM advierte sobre los efectos ambientales cuando inicie la operación del Tren Maya.

Lo peor está por verse

EL Consejo de Crisis Climática de la Organización Editorial Mexicana (OEM) lanza una cruda advertencia sobre el impacto ambiental y social que traerá consigo la operación del Tren Maya.

De acuerdo a su análisis, los daños ocasionados durante su construcción son apenas la punta del iceberg de las consecuencias perniciosas tales como la tala indiscriminada de los árboles de la selva y la afectación de los mantos acuíferos en los ríos, cuevas subterráneas y cenotes.

La obra, una de las más publicitadas por el presidente, recorre una distancia de mil 500 kilómetros y atraviesa los estados de Chiapas, Tabasco, Campeche, Yucatán y Quintana Roo.

Martha Ramos, directora general editorial, destacó que otra de las preocupaciones es la fragmentación del hábitat de distintas especies, algunas en peligro de extinción como el jaguar. Así como el boom de desarrollos inmobiliarios y turísticos, especialmente extranjeros, que traerá la operación del tren por la compra y descontrol en el uso de terrenos aledaños a las estaciones.

En este sentido, se suma el crecimiento de los asentamientos humanos, la generación de empleos de poca calidad y la fragmentación social por la expansión del crimen organizado en esas zonas.

Crisis de agua y narco

Mina Morsán, ambientalista, destacó la afectación a las pocas reservas del agua frente a una crisis climática que se está presentando en el país. Aseguró que la promesa de reforestación como mitigación del daño que hizo el gobierno federal, no tiene ningún sentido.

“Ahora mismo, si pueden darse una vuelta, van a encontrarse un montón de terrenos de especuladores inmobiliarios desde hace tiempo, que habían tenido guardaditos y ahora sí se activó el proyecto. Ya están incluso construyendo muros, no están talando la selva todavía, aunque no tardan, pero sí están amurallados indicando que ahí habrá fraccionamientos comerciales, lo que gusten. […] Eso tiene años, pero lo que nos dice ahora el tren es lo de menos; lo que va a provocar el tren es que esto se acelere.”

Mina Morsán, ambientalista.

Por su parte, Sandra Guzmán, especialista en financiamiento climático y miembro permanente del consejo de la OEM, coincidió en que el problema no sólo es la deforestación al paso del tren, sino la tala de árboles que acarrearán los asentamientos humanos en torno al proyecto.

“Pero hay algo más que tiene que ver con la fragmentación social en la entrada del narcotráfico, la expansión del narcotráfico en la zona. Cancún era una zona muy hermosa, muy protegida, y a raíz justamente del desarrollo y de traer inversiones, pues se volvió un Miami y con eso se destruyó mucho de la zona y tiene grandes impactos sociales. No hay empleos de calidad, sólo para los grandes terratenientes y quienes son dueños de los hoteles”.

Desarrollo extractivista capitalista

En este sentido, Francisco Ayala, activista socioambiental, se refirió al proyecto como la crónica de un desastre socioambiental anunciado que atenta contra la humanidad y contra el patrimonio ecológico, biocultural y arqueológico. Sobre todo, un ejemplo más del actual modelo de desarrollo extractivista capitalista.

“Esta ambición de vamos a traer desarrollo y progreso para que los pueblos de pescadores, las tejedoras, todos estos oficios bio culturales, todas estas tradiciones, se pierdan para convertirlos en taxistas, mucamas de este mundo desarrollista al servicio de los grandes turistas extranjeros. Hoy eso es lo que está haciendo el Tren Maya”.

Francisco Ayala, activista socioambiental.

Aurelien Guilabert, activista y miembro permanente del Consejo de la OEM, indicó que este fenómeno es conocido como esclavitud moderna y pidió analizar si la idea de que la gente es más feliz con este tipo de desarrollo o bien que con este modelo de servicios turísticos se consiga mayor bienestar.

A la reunión acudió Carlos Orozco, exdirector general del proyecto del Tren Maya, quien explicó que la construcción del proyecto busca es tener el menor efecto posible contra de la naturaleza, además de disminuir el uso de los vehículos automotores.

“Hay un efecto sobre la naturaleza y sobre el medio ambiente. Pero la protección ambiental y el cuidado del medio ambiente tiene que ver con la supervivencia de las personas. Y para eso cuidamos el medio ambiente. […] Si vamos a hablar de los efectos del tren, también hablemos de los efectos tan benéficos que tiene, y pongamos en proporción los efectos perniciosos que pueda tener. La realidad del asunto es que el tren es mucho más ecológico que los automóviles”

Carlos Orozco, exdirector general del proyecto del Tren Maya.

Con información de El Sol de México.

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