AMLO y el ejército: los aliados inesperados

Dentro de las promesas de campaña del ahora presidente, estaba regresar el ejército a los cuarteles.

Un soldado en cada hijo te dio

Las alarmas se comenzaron a encender en el mismo 2018, año en que AMLO asumió la presidencia de México, cuando anunció que los militares no serían retirados inmediatamente de las calles. Se crearía la Guardia Nacional y tanto la policía como esta nueva corporación permanecerían bajo el mando de las Fuerzas Armadas.

Bajo este lógica se presentó en conferencia de prensa la Estrategia Nacional de Paz y Seguridad 2018-2024 por Alfonso Durazo, todavía Secretario de Seguridad Ciudadana.

Sin abandonar sus misiones constitucionales, (que) nuestras Fuerzas Armadas participen en la construcción de la paz principalmente por medio de un papel protagónico en la formación, estructuración, capacitación y operación de la Guardia Nacional, tal reorientación permitirá poner al servicio de la seguridad pública el potencial y los recursos de diverso tipo de nuestros institutos castrense”

Alfonso Durazo

Organizaciones de derechos humanos como la CNDH, Amnistía Internacional, Fundación para la Justicia y el Estado Democrático de Derecho, Intersecat A.C, Equis Justicia y hasta la ONU, que han documentado ampliamente los incidentes y atropellos de militares a las garantías individuales en México, se posicionaron totalmente en contra alertando sobre el peligro que supondría para la sociedad civil que el ejército continuara con las labores de seguridad pública.

Casos como Tlatlaya, Ayotzinapa, el caso Ernestina Ascencio, entre muchos otros en los que se recurre a la tortura, desaparición forzada, ejecución extrajudicial, violación sexual, así como toda clase de abusos, han quedado en la total impunidad por el halo de opacidad que cubre al ejército para responder ante la ley.

En el informe Huellas imborrables: desapariciones, torturas y asesinatos por instituciones de seguridad en México (2006 – 2017) de la Comisión Nacional de Derechos Humanos se emitieron 204 recomendaciones. 148 tuvieron como responsables a las Fuerzas Armadas: en 113 casos el Ejército, y en 38 la Marina. Para la Policía Federal fueron 46 las recomendaciones, para policías estatales 21, y para policías municipales 14.

La guerra que se inició con Felipe Calderón, reforzó Peña Nieto y ahora enaltece López Obrador ha dejado un total de 53 mil 628 personas asesinadas en México durante los primeros 18 meses del actual sexenio.

FOTO DE ARCHIVO. Valle de Chalco, México. 3 jun, 2020. REUTERS/Luis Cortés

La militarización del país a cambio de protección

Hoy, Diego Fonseca en The New York Times retoma esta información y pone en el lente el posible verdadero objetivo tras la necedad de AMLO por involucrar en todos los proyectos del gobierno a los militares. ¿Es pago de favores? ¿Pretende blindarse cuando deje la presidencia? ¿Mantener a sus opositores a raya?

El presidente está decidido a cobijar a las fuerzas armadas en su proyecto político. AMLO, un nacionalista autoritario que dice ser de izquierda, habla de los soldados como el pueblo uniformado al igual que Hugo Chávez. Su discurso cala profundo en las familias más pobres, donde suele nutrirse la infantería militar.

Diego Fonseca / The New York Times

Son las hipótesis que se ciernen sobre las últimas decisiones de AMLO respecto a la seguridad pública del país. A pesar de su negativa de que se esté militarizando el país, las cifras sobre presupuesto a la milicia no han bajado, al contrario se les ha otorgado mayor fondos. Para 2021 se aprobaron 112 mil 557 millones a la Secretaría de la Defensa Nacional, un aumento del 19%.

Las acusaciones de que estamos militarizando el país carecen de toda lógica […] no se ha ordenado a las fuerzas armadas que hagan la guerra a nadie, no se les ha pedido que vigilen a la sociedad, que violen las leyes […] por el contrario, en esta nueva etapa, la generosa y decisiva participación de soldados y marinos en acciones de desarrollo, bienestar y paz es refrendo de su lealtad a las instituciones civiles”

Fuera de toda su racionalidad bajo la que pretende desmantelar cualquier programa, política y práctica de anteriores gobiernos por considerarla neoliberal y conservadora, es curioso que el mando militar continúe y además sea impuesto en tareas más allá de la seguridad pública como la administrativa (Tren Maya), de infraestructura (aeropuerto Santa Lucía) y social (campañas de vacunación).

Foto de TV Azteca

En este sentido, cierra su columna con una advertencia:

México haría bien en cuestionarse si no está ante el riesgo de un nuevo caudillo que, enamorado de un incomprobable pueblo bueno, decida gobernar abrazando a pretorianos armados.

Diego Fonseca / The New York Times

Con información de Animal Político, The New York Times.

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