Hoy que Manuel Bartlett defiende a ultranza la reforma eléctrica de AMLO, la ciudadanía le recuerda las incongruencias de su trayectoria política, un pasado muy difícil de olvidar que lo vincula a un fraude electoral, el asesinato de un agente de la DEA y mucho enriquecimiento ilícito.
Trayectoria llena de escándalos y contradicciones
Aunque ahora forme parte de la Cuarta Transformación del presidente, el pasado de Manuel Bartlett es muy difícil de olvidar para los mexicanos: al actual dirigente de la CFE se le atribuye el fraude electoral de 1988 y de haber participado en el asesinato del agente encubierto de la DEA, Enrique Camarena además de un larga carrera de enriquecimiento ilícito. Hoy que defiende a ultranza la reforma eléctrica de AMLO, la ciudadanía le recuerda las incongruencias de su trayectoria política.
Según el presidente López Obrador, uno de los grandes cambios de su gobierno consiste en acabar con las políticas neoliberales instauradas en la época salinista. Y asegura que lo está logrando. Mientras tanto, una de las grandes figuras de la 4T se erige como una gran contradicción de la política y el discurso lopezobradorista: Manuel Bartlett. El secretario de Gobernación que fue acusado de ser responsable de frenar la llamada al poder de Cuauhtémoc Cárdenas en 1988 y que, en su lugar, ganara Carlos Salinas de Gortari. El secretario de Educación Pública en el gobierno de Carlos Salinas. Un funcionario salinista en la 4T.
¿Qué hace Bartlett en el gobierno de AMLO?
Recientemente, el Consejo Coordinador Empresarial criticó Manuel Bartlett tras su defensa a la propuesta de reforma eléctrica del presidente Andrés Manuel López Obrador. Piden un diálogo respetuoso con el dirigente de la CFE, quien el pasado viernes afirmó que el sistema de generación y distribución de energía eléctrica “es un atraco contra el pueblo de México” y amenazó con la cancelación de contratos de las empresas privadas sin indemnización, en caso de que se apruebe la reforma. Asimismo, aunado al intento de enjuiciar a los exmandatarios priistas y panistas de la historia reciente del país, se dio a conocer que se juzgará al expresidente Enrique Peña Nieto, al exsecretario Luis Videgaray y al panista Ricardo Anaya por delitos relacionados con corrupción en Pemex. Ambos hechos derivan en cuestionamientos sobre las decisiones de López Obrador de mantener a Bartlett en el poder:
Si el presidente pretendía juzgar a los expresidentes bajo el principio de la “memoria histórica”, ¿qué hace en el gobierno la persona que permitió la llegada de la política neoliberal al país? ¿Por qué mantiene en sus filas y defiende a un beneficiario y aliado de expresidentes a quienes juzga y acusa constantemente? Carlos Ramírez describe en u artículo la memoria histórica que López Obrador insiste en olvidar:
“Ahí saltan los tres principales nombres de funcionarios o beneficiarios salinistas hoy incrustados en la 4T lopezobradorista: Manuel Bartlett Díaz fue operador del fraude electoral de 1988 –además del de 1986 que ilustró hace días el propio presidente López Obrador– que permitió la construcción del salinismo y su proyecto económico autoritario; Carlos Slim Helú recibió por dedazo Teléfonos de México para iniciar la construcción de la plutocracia que sigue enquistada en la empresa y el poder y simboliza la riqueza ofensiva; y Ricardo Salinas Pliego recogió TV Azteca del presidente Salinas de Gortari y la pagó con dinero prestado por Raúl Salinas de Gortari, en un acto de tráfico abusivo de poder y de conflicto de intereses”, escribe Ramírez para Ángulo 7.
Manuel Barlett, del PRI a Morena
Hace 33 años, cuando Manuel Bartlett era secretario de Gobernación de Miguel de la Madrid, ocurrió la famosa “caída del sistema” que alteró el conteo de los votos en la elección presidencial de 1988, para que Cuauhtémoc Cárdenas perdiera la presidencia frente a Carlos Salinas de Gortari. Mientras desempeñaba ese cargo, el político priista fue involucrado en el asesinato de Enrique Camarena (en 1985) y se mantienen muchas sospechas sobre su papel en el homicidio del periodista Manuel Buendía, sino sobre una posible participación, al menos sí de omisión. “Ha de señalarse que la DFS estaba adscrita a la Secretaría de Gobernación que ejercía Bartlett, quien no vio ni encontró, desde esa oficina privilegiada en cuanto a información, nada que incriminara a Moro ni a Zorrilla”, señala un artículo reciente de La Jornada.
Durante el sexenio de Carlos Salinas de Gortari, Manuel Bartlett fue secretario de Educación Pública (1988-1992), periodo en el que descentralizó la educación, reestructuró el sindicato de maestros e impulsó el Programa Nacional de Educación.
“En 1992 el PRI lo postuló candidato a la gubernatura del estado de Puebla y resultó triunfador en los comicios celebrados el 8 de noviembre de 1992. De julio a noviembre de 1999. Por segunda ocasión fue precandidato del PRI para contender por la candidatura a la Presidencia de la República para el periodo 2000-2006. En 2000 el PRI lo postula candidato por el principio de representaciÓn proporcional al cargo de Senador de la República, resultando electo del 2000-2006”, se lee en la biografía del político publicada en la página de la CFE.
Fue en 2006, cuando Bartlett se distanció del PRI y llamó a votar por López Obrador. Esta decisión que resultó fructífera para su carrera política, pues en 2012, obtuvo un escaño en el Senado por el Partido del Trabajo, gracias a su relación con el ahora presidente. Posteriormente, fue coordinador del grupo parlamentario del PT en el Senado, presidente del comité directivo del Instituto Belisario Domínguez y, en cuanto López Obrador llegó a la presidencia, fue nombrado titular de la CFE.