La periodista y escritora Tere Vale platicó con el senador Emilio Álvarez Icaza sobre el significado y las consecuencias del “decretazo” presidencial relativo a las obras de infraestructura de su gobierno.
En entrevista con Tere Vale para Ciudadanos en Red, el senador independiente y experto en materia de Derechos Humanos, Emilio Álvarez Icaza, analizó el llamado “decretazo” del presidente López Obrador. En dicho acuerdo, publicado en el Diario Oficial de la Federación, el mandatario instruyó que todas las obras de infraestructura que realiza su gobierno sean consideradas como de “seguridad nacional” y de “interés público”. Por lo tanto, estarán en un régimen especial donde no tendrán que hacer licitaciones ni estarán sujetas a las leyes de adquisiciones, obra pública y transparencia.
Álvarez Icaza señaló que el mensaje que está dando el presidente es muy serio: “no hay regla para mí, la regla es la que yo quiero”. Asimismo, dijo que gobernar con base en decretazos fortalece a los gobiernos autoritarios y debilita la democracia. Según lo estipulado por el presidente, las dependencias federales, estatales y municipales deberán otorgar todas las autorizaciones, dictámenes, permisos o licencias de carácter provisional en un plazo de cinco días para la construcción de obras del gobierno federal y, de no proporcionarlas, una vez que se haya cumplido ese plazo se resolverán en sentido positivo. Todo lo anterior, sin duda, abre la puerta a actos de corrupción.
¿Qué lectura haces de este “decretazo” del presidente?, preguntó Tere Vale al doctor Álvarez Icaza, quien señaló que la decisión de López Obrador de que las instancias entreguen los permisos provisionales en cinco días viola todo ordenamiento legal.
“Prácticamente nada de lo que ofreció se ha cumplido en tiempo y forma. No se cumplió nada en materia de seguridad, y ya no se atreve ni siquiera a decir tiempos, aun y cuando se le han dado instrumentos legislativos como a ningún otro presidente. Las obras que prometió que estarían entregadas no solo no están entregadas, sino que ahora están en un margen de discusión de corrupción y de una enorme opacidad”, explicó Álvarez Icaza.
El senador apuntó que, en este contexto, fue que el presidente, en una “combinación de desesperación y de poca eficacia”, tomó la decisión inconstitucional de, por conducto de un decreto, uno de los instrumentos jurídicos de más bajo nivel, suspender todos los plazos y tiempos para todas las obras públicas en materia de regulación ambiental; de transparencia; de obra pública, adquisiciones y bienes, e incluso en materia de competencia, por no mencionar las regulaciones presupuestales, hacendarias y fiscales.
Tere Vale: ¿Esto quiere decir que el presidente puede hacer absolutamente todo lo que él quiera, sin tener que consultar en ninguna instancia, y que esto desde luego está violando la Constitución?
En este sentido, Emilio Álvarez Icaza explica que, si por ejemplo el presidente decidiera hacer un campo de béisbol en el Zócalo bajo el argumento de que se trata de “un tema de seguridad nacional que los jóvenes hagan deporte”, eso finalmente se podría hacer en el caso de un mandatario que gobierna con base en decretazos sin límite legal alguno y sin autocontención. “Es absurdo, es un exceso y gobernar con decretazos que violan la ley es absolutamente la ruptura de un pacto de leyes y ese es un Estado de excepción”, señaló el senador.
Tere Vale: ¿Eso querría decir que el presidente no tiene que rendir ninguna cuenta, que no tiene que transparentar sus gastos, que no tiene que tampoco dar información sobre el tipo de materiales que está utilizando y su calidad? ¿El presidente podría poner en riesgo con este argumento de la “seguridad nacional”, incluso la seguridad física a través de obras mal construidas donde hay una opacidad absoluta de lo que se está haciendo?
“El término de relación que el presidente nos propone es de absoluta opacidad y discrecionalidad para sus obras. Quiere decir que ellos puede decidir sin ninguna regla a quién le adjudican la obra, no importa que sea compadre del general, no importa que sea amigo del ingeniero militar, no importa que sea recomendado del secretario de Obras. Quiere decir que si se le pide transparencia para saber cuánto nos está constando esa obra, porque son recursos públicos, no lo van a informar porque es de seguridad nacional”.
El senador señaló que incluso las obras de turismo son consideradas de seguridad nacional, lo que le parece un exceso. Asimismo, dijo que lo más preocupante es que se pretenda decir que el acuerdo no es discrecional, un abuso y que no tiene nada que ver con la transparencia, sino con la eficacia de las obras públicas. “Es una pésima señal de desesperación que va a dar lugar a lo que ya está sucediendo, que es un proceso de corrupción galopante”, aseguró.
Tere Vale: En la mañanera el presidente dijo que teníamos que confiar los unos en los otros, que un buen cristiano no comete trapacerías y que ellos están trabajando de buena voluntad, términos subjetivos y absurdos: nosotros tenemos que confiar que no va a haber corrpción en estas obras. Leo esto como que no le salieron las cuentas de la obras al presidente, quiere gastar más, quier que nadie le diga que sus obras costaron más de lo que estaba presupuestado y quiere manejarse cómodamente con el tipo de materiales, insumos y recursos que va a meter a sus obras. Eso me parece gravísimo en el tema de seguridad, opacidad y corrupción, que son los tres temas que has mecionado hasta ahorita…
“Hay tres explicaciones muy serias de lo que nos dice el presidente. La primera: yo soy católico y puedo compartir mi fe, pero no me parece conveniente que en un Estado laico el presidente abrace su fe como término de relación para todos. Me parece indebido dar ese ejemplo y que el jefe de un Estado invoque su fe particular como término de relación en lo público.
La segunda: a mí no me es suficiente una declaración de buena voluntad. Los indicadores son así, en las últimas evaluaciones internacionales que se han hecho sobre corrupción México ha retrocedido lugares, indudable y penosamente, y tampoco me es suficiente, porque esta famosa lucha contra la corrupción no tiene casi culpables, tiene un discurso y una narrativa poderosa, pero en realidad lo que ha imperado es una gran impunidad.
Prácticamente ocho de cada 10 adquisiciones o compras que está haciendo el gobierno de México las hace por la vía de la adjudicación directa o invitación restringida, es decir, “a mis cuates les doy”, y eso es peligrosísimo. Hay una fórmula cuando pones mucho dinero, opacidad y falta de transparencia, es casi seguro que el resultado sea la corrupción. Y nos dice el presidente que entonces no revisemos, pero no es suficiente.
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