La candidatura de Morena y la traición política

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Luego de que Marcelo Ebrard denunciara múltiples irregularidades en el proceso de selección del candidato oficial de Morena, este día hablará sobre el rumbo político que adopte de ahora en adelante. El politólogo Isidro Cisneros cree conveniente iniciar una reflexión en torno a lo sucedido la semana pasada, cuando la “obstinación de AMLO por imponer a su sucesora” marcó la traición política ante los ojos de los mexicanos. 

La traición en la política

Cisneros recordó que este fenómeno ha estado presente desde la antigua Roma, cuando Bruto clavó su puñal en la espalda de Julio César, y continúa siendo relevante en la política actual. Por ello, aseguró que, a lo largo de la historia, los traidores han desempeñado roles significativos en distintos contextos políticos.

Para Isidro Cisneros, la traición política implica romper un juramento, explícito o implícito, lo cual socava el contrato social que une a una comunidad. Destacó que no todas las deslealtades son igualmente significativas, y que solo algunas alcanzan un nivel de relevancia tal que se convierten en traiciones evidentes y reconocidas por todos. Además, subrayó que la traición a menudo se produce por ambición, venganza y diversas pasiones y razones.

“Que traicionar signifique romper un juramento, explícito o implícito, contaminando o debilitando el contrato social que une a una comunidad, es bastante obvio. Cualquier ruptura de una promesa de fidelidad, puede ser considerada una traición, pero solamente algunas deslealtades alcanzan un nivel de relevancia tal para que la acción se presente ante todos como una traición evidente y reconocida.

Para que la estafa ocurra, es necesaria la pertenencia a un grupo como la pareja, la familia, el clan, la comunidad, la nación o el partido político. También debe existir la voluntad y la posibilidad del engaño. Se traiciona por ambición o venganza y por una amplísima gama de pasiones y razones“, explicó Cisneros.

El traidor

El politólogo también abordó el papel del traidor, quien, según él, ilusiona a los demás gracias al poder que posee, desafiando principios éticos y políticos. La traición, para Cisneros, es un evento subjetivo y relativo que depende del contexto y las dinámicas de poder.

“Traicionar es conjuntamente un evento del mundo y un estado del alma. Pone en evidencia las estructuras profundas que escapan a la superficie de las apariencias. La traición es una percepción subjetiva, un evento relativo y no absoluto, porque depende de una relación coyuntural y de un contexto particular, y porque generalmente se presenta cuando las dinámicas de poder ya se han manifestado. Por ello es que la perspectiva cambia desde el punto de vista del poderoso, al considerar que el traidor es justamente quien rompe el vínculo de fidelidad y lealtad que había asumido”, dijo Isidro.

Cisneros hace una referencia histórica al poder nazi, que exigía lealtad total al Estado y al líder, comparándolo con el populismo contemporáneo, que también tiende a personalizar el poder. Desde esta perspectiva, el delito de traición se ve desde los ojos del líder y no de los ciudadanos. El politólogo argumenta que la traición pone en peligro la integridad no solo del partido sino también del Estado, y advierte que, en el caso de Marcelo Ebrard, la voluntad presidencial ya no estaba con él.

“El poder nazista consideraba la lealtad total al Estado, la nación y al Führer, rechazando hasta la más mínima posibilidad de disenso. El populismo contemporáneo sigue sus pasos. Se observa una personalización simbólica del poder, por lo que el delito de traición es visto desde la perspectiva del jerarca y no de los ciudadanos.

“El potentado considera que así como en las relaciones interpersonales, la traición pone en crisis profunda cualquier relación, de la misma forma, en el ámbito de la esfera pública, la traición pone en discusión, o mejor dicho en peligro, la integridad no solo del partido sino también del Estado. Quien avisa no traiciona. Desde hace tiempo resultaba evidente que la voluntad presidencial no estaba con Ebrard”, culminó Cisneros.

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Con información de La Crónica.

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