Un informe de la Secretaría de Seguridad Ciudadana revela una fuerte presencia del Cártel de Sinaloa en la capital del país.
Actividades financieras y venta de droga
Un informe de inteligencia elaborado por la Secretaría de Seguridad Ciudadana de la CDMX con datos de la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena), reporta que tres principales células del Cártel de Sinaloa bajo el liderazgo de Ismael “El Mayo” Zambada, Ovidio Guzmán y Rafael Caro Quintero, respectivamente, sostienen confrontaciones para hacerse del control de la capital.
Su presencia implica actividades financieras, distribución y venta de droga. Aunque no es una sopresa, la noticia cobra notoriedad porque el reporte sostiene que la narrativa negacionista de presencia de crimen organizado en la capital del país del gobierno anterior, encabezado por Miguel Ángel Mancera, “fueron alicientes importantes para su crecimiento”.
Resultado de la detención de 14 personas vinculadas a Ovidio “El Ratón” en Topilejo, alcaldía Tlalpan, se sabe que operaban desde hace tres meses en la demarcación para apoderarse del narcomenudeo en la Ciudad, por ello “empezaron a secuestrar a personas que vendían droga para que trabajarán para ellos”.
Disputa entre Sonora y Sinaloa se trasladó a CDMX
En el informe se pone de manifiesto una clara disputa entre los cárteles de Sinaloa y Sonora que ha dejado varios episodios violentos en la CDMX.
Uno de ellos fue en junio de 2020 cuando Juan Antonio Valenzuela Ortiz, miembro de la organización de Sinaloa, fue asesinado en el Hotel Intercontinental de Santa Fe. Valenzuela era sobrino de Luis Gabriel Valenzuela, presunto operador logístico el El Mayo Zambada.
En 2021, fueron detenidos en la alcaldía Benito Juárez tres sicarios de un grupo operador de Tijuana, Baja California, enviado a la capital por El Flaco, lugarteniente de El Mayo, para ejecutar al hermano menor de Los Chapitos, después de confirmar que se movía por la zona de Polanco, Zona Rosa y Tlalpan acompañado de dos escoltas.
También en 2020, en la zona de Tepito-Morelos se logró la detención de integrantes de Los Sinaloa cuando distribuían droga para su venta, captura que alertó al gobierno de la presencia de este grupo. Mientras que en 2021, fue capturado Marco Antonio Munguía Villarreal en Polanco, protegido de El Mayo, y quien se dedicaba al surtido de droga en Polanco.
Munguía obtenía ganancias mensuales por comercializar cocaína a grupos locales por un millón 700 mil dólares. Su detención motivó a Los Chapitos a disputar los puntos de venta y rutas que dejó.
El 18 de enero del 2021, la volcadura de una Dodge Hyundai blanca en Avenida Río San Joaquín con mil 200 kilogramos de cocaína permitió a las autoridades deducir que el cargamento pertenecía a Rafael Caro Quintero.
Ya en 2022, en la alcaldía Venustiano Carranza, se detuvo a Luis Irminger Moreno por el delito de narcomenudeo, en su confesión admitió ser parte del Cártel de Sinaloa y ser familiar de Ovidio Guzmán.
Zonas de operación
Reportes de inteligencia ubicaron la zona de operación de Los Chapitos en el Ajusco; la gente de El Mayo se mueve en Cuajimalpa, Benito Juárez, Miguel Hidalgo y Cuauhtémoc, donde tienen sus principales bodegas de almacenamiento de drogas, los llamados “ladrillos” de cocaína que tienen marcas de tequila, equipos de futbol, de refrescos, de animales y los más recientes vienen sellados al vacío con logotipos de autos.
También se sabe que el Cártel de Sinaloa importa cocaína de Guatemala, Ecuador y El Salvador a través de la empresa “Chiquita Brands International” disfrazados de cargamentos de plátanos, papas, aguacates y otras frutas y verduras que llegan a la Central de Abastos y de ahí, salen con dirección a los Estados Unidos. Esta empresa cuenta con ferry en Chiapas y “taxis aéreos” en el aeropuerto de Toluca, sus principales operadores Iván Pérez Serrano y Sandra Barrios “La Tía” capturados apenas en noviembre del año pasado.
Disputa ha dejado al menos 75 muertos
La guerra entre el grupo de “El Mayo” y “Los Chapitos” para controlar el negocio en Ciudad de México ha dejado al menos 75 víctimas del 2020 a la fecha.
Los asesinatos se cometieron de forma violenta. Los cadáveres fueron reclamados por sus familiares en Sonora, Tijuana o Sinaloa, otros se quedaron en la fosa común.
“Las autoridades (pasadas) hacían malabarismo dialéctico para no hablar de un problema que incendiaba el resto del país, bajo la idea de que la Ciudad de México era una burbuja al margen de lo que pasaba en el resto de México”.
Con información de El Universal.
