En la Riviera Maya, corazón turístico del país, la violencia es un problema que invade las playas turquesas.
Cifras engañosas
Lo que podría considerarse el destino paradisiaco por excelencia, se encuentra en una terrible crisis de violencia en la que empresarios y trabajadores del sector turístico viven con el temor de ser los próximos extorsionados o ejecutados a manos del crimen organizado que ha llegado para quedarse.
Hace apenas unos días, el gerente del Mamita’s Beach Club fue asesinado en el baño. Para Claudia Suárez, una empresaria mexicana con casa para vacacionar en Playa del Carmen, significó un claro aviso a los dueños “O pagas o te matamos”, como si se tratara de un manual de instrucciones del crimen.
“La gente viene aquí a disfrutar de sus vacaciones. Además, lo que pasó ya pasó”.
En México la gente se ha ido acostumbrado a las violencias cotidianas, se podría decir que ningún rincón está a salvo. Las cifras oficiales reportan un promedio de 90 asesinatos al día, cifra que ha dejado atrás las espeluznantes cifras de la guerra contra el narco en el sexenio de Felipe Calderón. En plena Riviera Maya, el corazón turístico del país, la violencia es un incómodo problema que se ahoga entre las playas turquesas y las bebidas preparadas.
El turismo resiste
La ola de asesinatos a quemarropa, tiroteos, balas perdidas en plenas playas parece no afectar a la llegada del turismo, tras un 2020 asfixiado por las restricciones de la pandemia. Por ejemplo, Cancún cerró el año pasado como el segundo aeropuerto con más llegadas internacionales, detrás de Dubai. Recibió más de 12 millones de visitantes, ante los dos millones de residentes en el estado de Quintana Roo.
Las autoridades estatales sostienen que se tratan de excepciones, casos aislados. Dando “patadas de ahogado”, los políticos ponen los datos oficiales de seguridad para demostrar que el estado no está ni cerca del promedio de asesinatos a nivel nacional. La media diaria, 90, para ellos es la cifra de muertes mensuales. Este enero incluso bajó a 34.
Las cifras, de hecho, se redujeron levemente los últimos dos años mientras que los mediáticos golpes del crimen organizado se han repetido más que en otras épocas. Esta vez, el foco se ha desplazado de Cancún, la matriz del desarrollo turístico de la zona, al corredor que termina al sur en Tulum, la última perla de la Riviera Maya.
Militares en las playas
Playa del Carmen, es el nuevo protagonista de crímenes, aquí dos turistas canadienses fueron asesinados en un tiroteo en el hotel Xcaret, el famoso parque temático que queda a 15 minutos en coche. Y a principios de noviembre, un comando armado irrumpió en otro exclusivo hotel cercano y asesinó a dos personas en la recepción.
La respuesta federal fue enviar como refuerzo para toda la costa del Caribe un comando de mil 500 soldados de la Guardia Nacional. Con botas, uniforme y casco militar, se les ve patrullando por la arena de la playa por la que la semana pasada escaparon, subidos a una moto acuática, los dos asesinos del Mamita’s. Eran las cinco de la tarde.
Los avances en la investigación de la Fiscalía dieron como resultado la presentación de tres detenidos, supuestos integrantes de una célula del cartel de Sinaloa.
La policía estatal recién inauguró un nuevo centro de vigilancia en Cancún. Un recinto del tamaño de medio campo de futbol donde se centralizan las labores de inteligencia y control de las más de 2 mil cámaras distribuidas por el Estado.
Este fin de semana, al menos 20 mujeres de diferentes nacionalidades víctimas de explotación sexual y trata fueron rescatadas en una casa de citas de Playa del Carmen. La Fiscalía del estado dio a conocer que la Policía Cibernética ubicó una página web que los llevó a esta casa de citas donde operaba una banda que tenía prácticamente secuestradas a las mujeres y las obligaban al servicio sexual.
Las mujeres eran traídas con engaños a Quintana Roo y una vez en el estado les retiraban sus pasaportes y las obligaban a pagar cantidades exorbitantes con trabajos sexuales.
Miedo a denunciar
El secretario de Seguridad Pública de Quintana Roo, Lucio Hernández, explica cómo los empresarios han establecido una especie de acuerdo con los criminales ante la pasividad de las autoridades ante las denuncias.
“Los propietarios nos dijeron que no necesitaban a la autoridad, que tenían buena relación con ellos y que preferían no denunciar porque habían tenido malas experiencias. El crimen derivó de un exceso de confianza. Ellos no tienen palabra y sucede lo que sucede”.
Las mafias del crimen organizado tienen atenazados a los empresarios de Solidaridad, el municipio al que pertenece Playa del Carmen.
La extorsión es el principal delito y las estadísticas oficiales, no reflejan la magnitud del problema. Pero no hay denuncias En diciembre, las autoridades retiraron de la avenida principal, la Quinta, a los comerciantes ambulantes, considerados “el disfraz del narcomenudeo”.
“Lo controlan todo. Droga, alcohol, prostitución, los camastros, los masajes… y tienen amenazado a todo el mundo. Ahora están perdiendo dinero y eso significa que nos están presionando más a nosotros. […] Nuestras familias ya no van a la Quinta por miedo a que les reconozcan y les secuestren. Y las autoridades no hacen nada. Necesitamos vigilancia y castigo”.
Sicarios mexicanos y mafiosos canadienses
Respecto a la pareja de sicarios armados que asesinó hace dos semanas a dos turistas canadienses en uno de los bares del recinto hotelero, se identificó un modus operandi que implica bandas criminales internacionales.
“Tenemos constancia de la entrada a nuestro territorio de miembros de bandas del crimen internacional. No puedo desvelar de qué países por respeto a las embajadas, pero se hacen pasar por turistas y muchas veces vienen para entrar después a EE UU”.
En cuanto a mafias mexicanas, las autoridades tienen identificadas al menos a tres: Sinaloa, Cartel Jalisco Nueva Generación y los restos del Cartel del Golfo, el histórico cartel que dominó en los noventa la costa este de México.
Tsunami de violencia
El auge de Tulum, ha sido a costa de la ola de violencia en Playa del Carmen. En 2017, un tiroteo en pleno festival de música electrónica causó cinco muertos y 15 heridos. Los promotores de eventos decidieron mudarse allá.
Sin embargo, el destino alcanzó a Tulum. En octubre del año pasado, una bala perdida en un restaurante asesinó a una turista india y otra alemana, además de herir a otros tres comensales. Tres meses después, una patrulla de la policía permanece fija a las puertas de La Mezcalería, cerrada desde aquel suceso.
En septiembre, un taxista y un guardia de seguridad fueron acribillados en otro tiroteo en la localidad. Y en agosto, un hombre murió tras recibir un disparo en la nuca, también en Tulum.
Oscar Alberto Aparicio, nuevo jefe de la policía municipal, implementó como primeras medidas colocar más cámaras, contratar más policías y subirles el sueldo un 20%. Sobre el suceso en La Mezcalería, desliza otra línea de investigación.
“Los turistas están empezando a comprar droga para revender. A lo que las mafias locales responden con violencia. En aquella ocasión, parece ser que les avisaron que dos chicas extranjeras estaban vendiendo. Al llegar, las confundieron con las dos víctimas”.
Acapulco, la joya turística en los 90´s, se apagó por la descomposición social derivada de la violencia política y del crimen organizado. Los empresarios de la Riviera Maya ya comienzan a ver también los fantasmas: “Ojalá no nos convirtamos en la nueva Acapulco”.
Con información de El País, El Sol de México.