El problema no son las pintas, son las muertes

Autor: Jorge Suárez

Miles de mujeres salieron a protestar en las calles de Ciudad de México por la violencia machista que existe en el país, misma que las agrede, las viola, las mata. Según cifras del Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública, de enero a octubre de 2019, se han registrado 809 feminicidios, casi el doble de lo reportado en 2015, cuando empezó a contabilizarse este delito.

Sin embargo, la realidad es mucho peor. María Salguero se ha dedicado desde hace varios años, a organizar una base de datos con todas las muertes violentas de mujeres en el país. Con esto realizó el Mapa Nacional de los feminicidios en México, en el cual se puede ver toda la información de la mayoría de asesinatos de mujeres en el país. Su edad, la forma en la que fueron asesinadas, sus probables responsables y el estado de la investigación.

Ella menciona que, en este año, han sido asesinadas 3 mil 142 mujeres en México, muchos de esos casos son feminicidios, pero las autoridades se niegan a reconocerlos como tal.

En Ciudad de México está el caso de Lesvy Osorio, estudiante de la UNAM quien fue asesinada en Ciudad Universitaria por su novio Jorge Luis Hernández. Sin embargo, las autoridades informaron que se trataba de un suicidio, además dijeron que la víctima estaba alcoholizada y no estudiaba. Esto generó protestas que provocaron la renuncia de la titular del área de Comunicación de la Procuraduría General de Justicia de Ciudad de México, Elena Cárdenas.

Después de las presiones, las autoridades cambiaron su enfoque y comenzaron a investigar el caso como homicidio y posteriormente como feminicidio. Además, un peritaje independiente, demostró que era imposible que Lesvy se hubiera suicidado. El 11 de octubre de 2019, Jorge Luis Hernández fue declarado culpable de feminicidio y sentenciado a 45 años de prisión. La condena se logró gracias a las protestas y presiones de grupos feministas, no por las autoridades que concluyeron que era un suicidio en cuestión de horas.

Desconfianza en las autoridades, la constante

Las víctimas no confían en las autoridades, incluso muchas veces ellas son las que se encargan de violar sus derechos. Según reporta Animal Político, del 5 de diciembre de 2018 al 19 de noviembre de 2019, la Fiscalía de Delitos Sexuales ha abierto 117 carpetas de investigación contra policías y/o guardias de seguridad por delitos sexuales en la Ciudad de México.

Es el caso de un agente de la Secretaría de Seguridad Ciudadana, quien fue detenido cuando abusaba sexualmente de una mujer, dentro de unas instalaciones de la Procuraduría General de Justicia de la Ciudad de México (PGJ-CDMX). La mujer había ido a levantar una denuncia cuando el policía la abordó, la encerró en el baño y ahí la violó.

La importancia de las protestas

Ante la nula acción de las autoridades, desde hace unos años se han realizado marchas y manifestaciones en Ciudad de México y varias partes del país. El motivo es simple, exigir que las autoridades hagan su trabajo y atiendan las denuncias, que se tomen acciones para evitar que siga aumentando el número de feminicidios.

El punto más alto de estas manifestaciones llegó el pasado 16 de agosto, cuando se realizaron pintas en el Ángel de la Independencia. Tras estos hechos llegaron las protestas de que no era la forma de denunciar y que eso era vandalismo.

¿Pintas se deben a una falta de educación?

Matar es una falta de educación, violar es una falta de educación, acosar es una falta de educación y además un delito. Realizar pintas en monumentos históricos o en propiedad privada es una falta cívica y en algunos casos un delito, sin embargo, el problema es mucho más grande que las pintas en la calle.

Un grupo llamado Restauradoras con Glitter, ha defendido las pintas en el Ángel y pedido que no sean borradas y se vea el problema en su totalidad.

“No alentamos a vandalizar monumentos pero hay que reflexionar sobre lo que están diciendo las mujeres. Estamos hartas de vivir en una sociedad en la que tenemos miedo. Justo cuando discutíamos esto, una bióloga era asesinada en Palenque (Chiapas). Creemos que vivir así no es vivir”

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“Es que hay otras formas de protestar…”

Sí, las formas de protestar son muchas y variadas, pero no han funcionado.

Hace unos meses estudiantes de la Universidad Autónoma de Nuevo León realizaron una protesta en contra de un maestro por acoso sexual contra las alumnas. Durante el acto una estudiante, Daniela del Río, realizó un performance conocido como “Vogue”, para pedir que se atendiera las demandas de sus compañeras.

El resultado en redes fue de burla y más acoso.

Una protesta más seria según algunos, es la que realizó la activista Marisela Escobedo en Chihuahua. Tras el asesinato de su hija en 2008, localizó al responsable del homicidio y logró que confesara los hechos y mencionara en dónde estaba enterrado su cuerpo.

Sin embargo, las autoridades lo dejaron libre por falta de pruebas. Ella realizó un plantón de manera permanente frente al Palacio de Gobierno de Chihuahua. Sin importar que fuera el lugar donde el gobernador tiene sus oficinas, un tipo le disparó y la mayó en diciembre de 2010.

Justo este 25 de noviembre, en Chile un colectivo de mujeres realizó un performance para pedir se ponga alto a la violencia contra las mujeres y exigir que las autoridades dejen de criminalizar a la víctima.

¿Es justo comparar las acciones de Chile con las de México? No, en Chile las mujeres están cansadas de la violencia contra ellas, el acoso y el machismo. En ese país se registra en promedio un feminicidio a la semana, muy lejos de los 9 que se registran en México al día. Las circunstancias son muy diferentes en cada país, por lo que las reacciones también son muy distintas.

Sí, nadie quiere ver monumentos históricos pintados o vandalizados, pero tampoco queremos ver mujeres muertas en las calles. Chorros de agua limpian monumentos; chorros de lágrimas no devuelven vida alguna.

Por cierto, el Hemiciclo a Juárez, el cual fue pintado anoche, ya fue restaurado.

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