Fentanilo, de los laboratorios de Sinaloa hasta la lucha en la frontera

Fentanilo en México sin prescripción médica

Enfrentándose a una crisis devastadora, el fentanilo emerge como una amenaza letal que cobra vidas a una velocidad alarmante. Este polvo blanco, 50 veces más potente que la heroína, se ha convertido en la gran amenaza, cobrando la vida de más de 70,000 personas anualmente solo en Estados Unidos, mientras su impacto se extiende de manera incontenible en el resto de América.

Con características que lo hacen aún más peligroso que otras sustancias, el fentanilo ha llevado a la comunidad internacional a enfrentar una lucha sin tregua contra esta droga sintética. Su accesibilidad y potencia extrema lo convierten en un flagelo que desafía tanto a gobiernos como a comunidades, exigiendo respuestas inmediatas y eficaces para detener su avance mortal.

México, una de las aristas del problema

México, históricamente conocido por ser un territorio clave en el tráfico de drogas, se encuentra ahora en el epicentro de esta nueva y creciente amenaza. El narcotráfico mexicano ha diversificado sus operaciones, y el fentanilo ha emergido como una fuente lucrativa de ingresos. Laboratorios clandestinos en regiones como Sinaloa se dedican a la fabricación de esta droga, aprovechando la experiencia de químicos improvisados que operan en las sombras. La facilidad para obtener precursores químicos, provenientes en su mayoría de China, ha facilitado la proliferación de estos laboratorios ilegales.

El fentanilo producido en México ha encontrado su camino hacia Estados Unidos, contribuyendo significativamente a la crisis de opioides en el país.

Laboratorios operan en las sombras

En las profundidades de Sinaloa, epicentro histórico del narcotráfico, surge una figura clave apodada Miguel, revelando las entrañas de la maquinaria delictiva que opera en las sombras. Contrario a la imagen de un químico especializado, Miguel, de 29 años, se presenta como un “cocinero” que trabaja para el cartel de Sinaloa, específicamente para Los Chapitos, hijos de Joaquín “El Chapo” Guzmán.

En una conversación con el diario El País a las afueras de Culiacán, Miguel comparte detalles sobre su vida en el mundo del narcotráfico, preservando su anonimato. Sin formación química formal, pero con habilidades adquiridas desde su adolescencia, presume de ganar alrededor de 450,000 pesos diarios (más de 25,000 dólares) fabricando fentanilo en las montañas.

Desde sus inicios como “puntero” a los 13 años hasta su entrada a un laboratorio de heroína a los 15, Miguel evolucionó sus habilidades hacia la fabricación de fentanilo, una droga potente y fácil de producir. Su laboratorio en la sierra sigue una receta de tres pasos con precursores químicos chinos, generando ganancias significativas para el cartel de Sinaloa.

El control de Sinaloa por Los Chapitos se entrelaza con la historia de Miguel, quien suspendió temporalmente su laboratorio durante la detención de Ovidio Guzmán en febrero, cumpliendo la orden de “esperar tantito”. Miguel afirma que su clientela no se limita a Los Chapitos; también cuenta con clientes privados, empresarios que “se llevan los kilos”.

A pesar de su papel en la fabricación de fentanilo, Miguel insiste en que su negocio es trabajar, no matar. Por esta razón, mantiene su laboratorio en la sierra, alejado de Los Chapitos para evitar problemas con “la plebada”.

Manzanillo, el puerto que recibe los precursores químicos del fentanilo

La ciudad costera de Manzanillo, en el Pacífico mexicano, se ve envuelta en una cruda realidad de narcotráfico, violencia y corrupción. Griselda Martínez, alcaldesa de la ciudad, sobrevivió a un intento de asesinato en junio de 2019, desatando una crónica de lucha en un entorno donde los cárteles de Sinaloa y Jalisco Nueva Generación controlan la zona y la corrupción impregna los puertos.

Martínez, al asumir el cargo, enfrentó una situación desgarradora: más de 200 de los 300 policías locales estaban infiltrados por los cárteles. Tras el intento de asesinato, se vio obligada a vivir bajo resguardo, primero en un cuartel de la Marina y luego en la sede del Ayuntamiento. Actualmente, reside en otro edificio municipal desde 2022, protegida por 15 escoltas.

La violencia en Manzanillo se vincula directamente al narcotráfico que fluye a través del puerto. En 2023, la Marina descubrió 11,500 botellas de tequila que en realidad contenían precursores químicos, destacando la complejidad de la cadena criminal en la región.

Aunque el presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, prometió limpiar los puertos y aduanas del país, la realidad persiste: cuatro funcionarios de aduanas asesinados en Manzanillo en los últimos dos años. La alcaldesa Martínez denuncia la infiltración de los cárteles y la cadena de corrupción que facilita el flujo de drogas.

El devastador avance del fentanilo

El fentanilo es conocido por su potencia extrema, lo que lo hace atractivo para aquellos inmersos en el tráfico de drogas. Aunque inicialmente diseñado para el tratamiento del dolor intenso, su uso indebido y su producción ilícita han llevado a consecuencias mortales. Tan solo unos pocos granos de esta sustancia pueden desencadenar una sobredosis letal.

El fentanilo ha provocado una creciente ola de muertes por sobredosis en Estados Unidos, convirtiéndose en un tema candente en la política nacional.

La relación entre México y Estados Unidos se ve afectada por el tema del fentanilo, especialmente desde que China prohibió su exportación en 2019, dejando la producción en manos del narcotráfico en México. El presidente Andrés Manuel López Obrador, ha defendido al país, desacreditando amenazas y poniendo en marcha su red consular para contrarrestar el discurso anti-mexicano. Aunque hasta hace poco negaba la producción de fentanilo en México, las autoridades han desmantelado 37 laboratorios desde su llegada al poder en 2018.

El problema se agrava con la respuesta de China, que rechaza la responsabilidad y apunta hacia Estados Unidos. Mientras la Casa Blanca busca dar la impresión de controlar la crisis, las cifras de incautaciones y desarticulación de laboratorios en México plantean dudas sobre la eficacia de las medidas tomadas hasta ahora. La lucha contra el fentanilo no solo es una tragedia personal para muchas familias, sino también un desafío internacional que requiere cooperación y soluciones efectivas.

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Con información de El País

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