Policías de élite de Coahuila acusados de sicarios

Un grupo policial de élite sustituyó a Los Zetas, las autoridades niegan su presencia pero las desapariciones y asesinatos continúan.

El cártel

En una hacienda a las afueras de Piedras Negras, ciudad fronteriza de Coahuila cuya fama se debe a la violencia, tráfico de drogas, de migrantes y armas, se encuentra un paredón que era usado por el grupo criminal Los Zetas como fosa común.

Un grupo de élite de la policía estatal de Coahuila, creado justamente para combatir al cartel, se apropió del predio para deshacerse de los cuerpos de sus propias víctimas, así lo afirman testimonios de expolicías, habitantes de la zona y carpetas de investigación de la fiscalía del estado. Uno de los testigos que formó parte de dicho comando policial, cuenta que él y otros agentes mataron y enterraron en el lugar a un hombre para que las matanzas atribuidas a Los Zetas camuflaran el asesinato que cometieron.

Para los vecinos es curioso ver que familiares de desaparecidos exploren la zona a plena luz del díaya que lo único que han presenciado en ella durante años son personas tirando cuerpos por la noche.

Más de 100 denuncias de desaparición forzada son atribuidas a este grupo. Solo desde 2014, existen al menos 256 casos abiertos contra la policía de élite: amenaza, robo, allanamiento, secuestro, desaparición y homicidio.

Desde el inicio de la llamada guerra contra el narcotráfico, en Coahuila se produjo uno de sus pocos éxitos: Los Zetas, señalados como el cartel más sanguinario de México, fueron derrotados por las fuerzas de seguridad del Estado. Los grupos desmantelados fueron una policía de élite con entrenamiento militar y varios exintegrantes del Ejército y la Marina en sus filas, quienes para ese entonces ya se había rebautizado como Grupo de Armas y Tácticas Especiales (GATE).

De acuerdo a las autoridades, desde la desintegración ningún otro grupo del crimen organizado controla esta parte de la frontera.

“En Coahuila te pueden decir que no hay cartel. En Coahuila esos cabrones (los policías de élite) son el cartel”.

Ex Zeta

Los Zetas y la policía

Testimonios de expolicías que trabajaban en Piedras Negras durante aquella época coinciden en que la idea de servir a la ciudadanía cambió al llegar a la comandancia, pues la regla era servir al crimen. Informaban detalladamente sobre cualquier movimiento, recibían sobornos y hasta liberaban a integrantes de Los Zetas. Ninguno trabajó para un superior que no estuviera en la nómina del cartel.

“Nos usaban como corporación. Levantábamos gente y la entregamos y ya se los llevaban”.

Declaraciones de integrantes de los Zetas ofrecidas entre 2013 y 2016 en tribunales de Texas, Estados Unidos, coinciden con las versiones de los policías en cuanto a la cooptación de la policía, de la fiscalía, de las autoridades penitenciarias y de políticos de Coahuila para actuar con total impunidad.

Empresarios de Piedras Negras en 2010 relata que Los Zetas secuestraban a propietarios de bares y restaurantes ante la inacción de la policía. Muchos nunca regresaron.

A inicios de la primera década del siglo XX, ya había evidencia de que la estrategia del expresidente Felipe Calderón estaba fracasando. Los homicidios en México se habían duplicado respecto a 2006 de 10 mil a 25 mil. Sin embargo, la militarización no se detuvo. En los últimos 15 años diez estados han firmado 34 convenios de colaboración con el ejército en materia de seguridad pública. Al menos 12 han creado policías de élite a imagen y semejanza del GATE y todos ellas tienen quejas ante las comisiones de derechos humanos locales.

A partir de 2011 la violencia se desató en Coahuila. En marzo de ese año se perpetró la matanza de Allende, donde Los Zetas secuestraron, mataron y desaparecieron a 300 personas después de un operativo fallido con participación de la DEA. En septiembre de 2012, 132 reos se fugaron del penal de Piedras Negras, donde Los Zetas entrenaban sicarios, desaparecer personas y operar la zona de la frontera.

Mientras Los Zetas se debilitaban, la presencia de la policía de élite comenzaba a ser más habitual en las calles de Piedras Negras. A finales de 2012 era cosa normal ver a dichos agentes patrullando a bordo de camionetas negras sin placas. Un tiempo después el nombre GATE estaba impreso en las puertas. Los cuerpos de las víctimas eran puestos con mantas para atribuir el asesinato a Los Zetas cuando los autores habían sido los gates.

Control de la frontera

Entre 2011 y 2013 empezaron a llegar quejas sobre el GATE y otros grupos similares del estado como “Cobra” y “Grom” a la Comisión Estatal de Derechos Humanos de Coahuila (CDHC).

“Los acusaban de uso excesivo de la fuerza, accionaban armas de fuego. Llegamos a conocer ejecuciones sin que hubiera un motivo para realizar los disparos. Las quejas eran constantes. Que se metían a las casas a la fuerza. Que se llevaban a gente detenida. Los que aparecían con vida eran puestos a disposición con droga, con armas de fuego, e inclusive, a algunos los desaparecieron”.

Testimonio de un ex funcionario

Rubén Moreira había sucedido a su hermano como gobernador de Coahuila. El presidente de la CDHC era Armando Luna Canales, secretario de Gobierno con Humberto Moreira. El hombre que había presentado en sociedad a la policía de élite ahora era el máximo responsable de decidir sobre las quejas contra ella y a petición del ejecutivo estatal se redujeron las denuncias.

Cuando en 2013, Luna Canales regresó a la secretaría de Gobierno las quejas ante la CDHC aumentaron. En un año se duplicaron, 512, y en 2019 marcaron su máximo: 758. En total la comisión ha recibido 5,758 quejas sobre los policías de élite. Las recomendaciones, donde la CDHC sí señala directamente a las autoridades de violar los derechos humanos, también aumentaron.

De acuerdo con el libro de Gobierno sobre policías especiales de 2013 a 2015 hubo solo 11 denuncias, para 2015 fueron 58. En 2017, alcanzaron las 90. La mayoría fueron por tortura, pero también por allanamiento de morada, homicidio y desaparición forzada.

Ariana García del Bosque, asesora jurídica en la Asociación Civil Familias Unidas en la Búsqueda y Localización de Personas Desaparecidas, se ha convertido en una de las pocas voces públicas de denuncia en una ciudad silenciada. Eso le ha valido para recibir amenazas de la policía y vivir con una escolta que la acompaña a todos lados desde que el 14 de abril de 2015 la Comisión Nacional de Derechos Humanos le otorgara medidas de protección. En su archivo guarda 168 investigaciones por desaparición forzada que apuntan a diferentes autoridades: 118 personas fueron localizadas con vida, ocho muertas y 42 continúan desaparecidas. El último caso de desaparición que acompaña ocurrió hace apenas tres meses.

“Es evidente que hay una estructura (policial) que está soportada por el Estado. Las maniobras que están realizando no son en aras de la protección, sino en aras de un control de la delincuencia. Y este control tiene que ver con el trasiego mismo y distribución del narcótico, y el control del paso de los migrantes a los Estados Unidos. Este mecanismo lo están implementando para actos ilícitos. Hay un grupo de policías estructurado, con un poder, con protección e impunidad, creado desde el propio Estado… ¿Para qué? Esa es la pregunta… ¿Cuál es el objeto del aparato del Estado? Para mí la respuesta es para seguir sosteniendo el poder”

Origen y dominio de GATE

El GATE nació sin regulación. En junio de 2014 se publicó la Ley Orgánica de la Comisión Estatal de Seguridad del Estado de Coahuila que reguló su creación, aunque sin precisar sus funciones y organización. Pero según 12 testimonios de policías, la corporación seguía funcionando bajo sus propias reglas.

La primera generación de la policía de élite fue adiestrada por un español, José Ortíz Rodríguez, que se hacía conocer como ‘Odín’. De acuerdo con diversos testimonios de policías y la prensa local, era un especialista en contrainsurgencia.

Los gates hacían operativos en toda la frontera de Coahuila, en los municipios de Hidalgo, Guerrero, Piedras Negras y Acuña. En sus seis años en el grupo, un ex integrante contó que le tocaba buscar en rancherías a las afueras de Piedras Negras lugares para que la policía enterrara a sus víctimas.

Desde 2009 la policía de élite se ha llamado Grupo de Armas y Tácticas Especiales, luego Fuerza Coahuila, después Policía de Acción y Reacción, Policía Especializada de Coahuila, Policía Civil de Coahuila, y ahora Policía Estatal. Lo que no ha cambiado en los últimos años, según García del Bosque, exintegrantes de la corporación, policías en activo, víctimas de desaparición, informes académicos, testimonios de los Zetas, documentos oficiales y carpetas de investigación es que cualquier actividad ilegal pasa por ellos.

En Coahuila, según Ricardo Martínez Loyola, comisionado estatal de búsqueda, anualmente hay entre 56 y 90 casos de desaparición. Los años con más casos se registran durante la época de dominio de Los Zetas, pero desde 2014 se mantienen.

“Ahora mismo hemos advertido en la región norte que muchos casos tienen que ver con detenciones que se realizan por fuerzas de seguridad”

Ricardo Martínez Loyola, comisionado estatal de búsqueda.

A pesar de todas las denuncias acumuladas en estos 12 años, la policía de élite sigue siendo una de las fuerzas más visibles en esta zona de la frontera con Estados Unidos como hace siete años.

Con información de El Universal.

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