Hay personas que me han preguntado con frecuencia: ¿cuándo regresaremos a la situación que teníamos antes?
La respuesta es que esa ‘normalidad’, que prevaleció incluso hasta febrero… ya no la volveremos a ver. Despidámonos de ella.
El mundo ya no será el mismo y la vida diaria tampoco. Hoy, permítame hablar del entorno y, en una próxima entrega, de nuestra vida de todos los días.
Algunas ideas de este texto derivan de lo que ha escrito el presidente de Eurasia Group, Ian Bremer, y otras son de mi cosecha.
Y, desde luego, son reflexiones completamente debatibles.
1.- Habrá una fuerza creciente en contra de la globalización. Aunque es algo que ya se había observado desde el Brexit y la elección de Donald Trump, este proceso va acentuarse. La razón es la globalización lo que le ha dado una dimensión sin precedente a esta pandemia. Las reacciones de la población en contra del mundo interconectado e interrelacionado van a intensificarse.
2.- Se afianzarán aún más los populismos y los nacionalismos. Precisamente por el hecho de que ya no se ve a la integración de la economía mundial como un proceso capaz de producir bienestar a la mayoría, adquirirán más fuerza los movimientos que buscan cerrar las economías, que están en contra de las influencias externas y que son capaces de vender al electorado ofertas políticas irrealizables pero atractivas. Esto ya lo hemos visto en Europa, América Latina y Estados Unidos. Esta tendencia adquirirá aún una mayor fuerza.
3.- China aumentará su peso en el mundo. Aunque el origen de esta pandemia fue en China, todo indica que será el país que se recupere con más rapidez. Al ser la segunda economía del mundo y estar en esta condición ventajosa, crecerá el peso relativo de su economía en el mundo. Habíamos visto en años recientes que diversas empresas buscaban opciones para relocalizar sus operaciones en China ante los riesgos de la guerra comercial con Estados Unidos. No es imposible que esta tendencia se revierta y que China vuelva a ser un polo atractivo para las empresas.
4.- En el ámbito político puede perder respaldo la democracia. Si se percibe que un gobierno como el de China logró ser exitoso en el control de la pandemia, es probable que ganen prestigio quienes consideran que los regímenes autoritarios funcionan mejor que los gobiernos democráticos, que no logran tomar decisiones oportunas y además son ineficaces al instrumentarlas.
5.- Hay el riesgo de crisis sociales en el mundo en desarrollo. Aún no sabemos si la pandemia podrá causar mayores estragos en países de menor desarrollo y con elevada población como India, Brasil, Filipinas o incluso México. En la medida que existe una infraestructura de salud más débil no se puede descartar que, como consecuencia de los estragos derivados de la pandemia, veamos en algunos casos de crisis social que podrían conducir a crisis política.
Para México las interrogantes son más que las respuestas. Lo único tangible es que ya tenemos con nosotros una crisis económica de grandes proporciones, de acuerdo con los datos sobre el empleo que ayer presentó la secretaria del Trabajo.
La presencia de la recesión ya está fuera de discusión. Lo único que está por definirse es su profundidad y su duración, y ello dependerá de lo que suceda con Estados Unidos y de las decisiones políticas que tome el gobierno.
Sin embargo lo que observaremos es probablemente un cambio completo en las ecuaciones políticas y en la autoridad, tanto del presidente de la República como de otras fuerzas.
La caída en la popularidad presidencial que las encuestas recientes han revelado es apenas la punta del iceberg de un proceso en ciernes cuyo desenlace hoy es completamente incierto.
Así, que olvídese del mundo que teníamos antes de la pandemia.
Ese, ya no volverá.