Nadie del gabinete ha abonado más al fracaso del gobierno y al empobrecimiento del país que la secretaria de Energía, Rocío Nahle, quien goza de una inexplicable red de protección en los medios de comunicación y en Palacio Nacional.
Engaños demostrados, errores garrafales, dinero tirado, compadrazgo con proveedores del gobierno quedan en el limbo cuando se trata de Rocío Nahle.
El mundo en recesión y ella se da el lujo de emitir un acuerdo que anula más de seis mil millones de dólares de inversión extranjera en parques generadores de energías limpias, con lo que exhibe al país como no recomendable para invertir.
Pasó, con un simple acuerdo, por encima de la ley, la Constitución y tratados internacionales. Así le va a ir al gobierno en los tribunales, nacionales y extranjeros.
Promueve, y gana, que se use chapopote en la producción de energía, que está prohibido en casi todo el mundo por su alto contenido de azufre, con lo que violamos compromisos internacionales para proteger el medio ambiente.
Engañó al Presidente y a los mexicanos con un aplauso que le habrían dado en la reunión de la OPEP, cuando fue exactamente lo contrario: a partir de esa reunión nos ganamos de enemigos a los árabes porque saboteamos el acuerdo para reducir la producción de crudo.
Su secretaría, que el año pasado tuvo un presupuesto autorizado de 27 mil 229 millones de pesos, gastó 128 mil 326. Es decir, 101 mil millones de pesos más de lo aprobado por el Congreso.
A nadie le habrían perdonado eso. Pero a Nahle sí.
El dinero se fue a Dos Bocas, porque ella y su jefe quieren hacer, contra toda evidencia de que no es recomendable, una nueva refinería que va a costar entre ocho mil (cálculo oficial) y doce mil millones de dólares.
La pérdida por cada barril refinado, el año pasado, fue de 5.25 dólares. Y en el primer trimestre de 2020 la pérdida fue de 12.50 dólares por barril.
En lugar de usar los recursos para apoyar la economía, el empleo, la salud y el sustento de los que viven en la informalidad y ya no tienen ingresos, el dinero se tira en un pantano.
Lo que Nahle gastó de más se lo quitaron a otras dependencias. Salud, por ejemplo, tuvo subejercicio en 2019, y en el primer trimestre del año –con todos los avisos de la tragedia sanitaria que se nos venía encima– le recortaron mil 500 millones de pesos, de acuerdo con el Informe de Finanzas Públicas de la SHCP.
Su compadre –no sólo de amigos, sino por la vía religiosa–, hace negocios con los ventiladores para terapia intensiva, a 114 millones 191 mil 800 pesos cada uno, mediante una empresa creada al vapor.
Una meritoria investigación de El Sol de México y su filial El Diario de Xalapa, da cuenta paso por paso de los negocios de los compadres de Nahle con el gobierno federal, en un caso de presunto tráfico de influencias.
Señala El Sol que el IMSS asignó el segundo contrato más valioso para la compra de ventiladores a Bidcom Energy, empresa de los sobrinos del compadre de Rocío Nahle, Arturo Quintanilla, de Coatzacoalcos.
Cien ventiladores a 114 millones de pesos cada uno, fueron adquiridos por el IMSS Ciudad de México a la empresa Bidcom Energy, de acuerdo con lo dado a conocer por el Instituto el reciente 21 de abril.
Sin experiencia en el ramo, creada en agosto del año pasado con un capital social de 50 mil pesos, la compañía que lleva el sugerente nombre de ‘Energy’, hizo su primer negocio con el gobierno federal al venderle ventiladores… médicos, que son indispensables para salvar la vida de personas en estado grave por el Covid-19.
El acta constitutiva asienta que la empresa está conformada por Econology de México y Galisper Industrial, ambas de la familia Quintanilla. El presidente del Consejo de Administración de Bidcom Energy es Josué Quintanilla Ayache, y el tesorero es Jaime Quintanilla Ayache, sobrinos del compadre de Rocío Nahle, Arturo Quintanilla.
La segunda semana de mayo, cuando el periódico dio a conocer el caso, el IMSS canceló el contrato a Bidcom Energy por incumplimiento de fianza y presentación de bienes.
Tal vez no haya nada ilegal en el caso de los compadres de Nahle, pero fue este gobierno el que satanizó la relación de empresarios con funcionarios de la 4T.
Incluso se emitió un código que prohíbe a los funcionarios reunirse, fuera de las oficinas, con empresarios y proveedores.
Una tontería, pero ellos lo hicieron y ellos lo violan.
Nahle es un buen ejemplo de ese doble discurso.
Y de cómo se puede tirar el dinero público a manos llenas, ahuyentar a la inversión extranjera, violar las leyes y devaluar el nombre de México en el mundo, sin consecuencias para quien lo hace.