El gobierno de López Obrador le apuesta a que Estados Unidos, en su recuperación, remolque a la economía mexicana.
En este espacio le hemos comentado que la estrategia del gobierno mexicano ha sido hacer poco para amortiguar la caída de la actividad económica, sobre la base de considerar que la reactivación de la economía norteamericana nos va a beneficiar y va a permitir que la recesión pase más rápido en México.
Los primeros datos de la economía de Estados Unidos correspondientes a mayo indican que las inyecciones de dinero que realizaron tanto el gobierno como la Reserva Federal han tenido efectos positivos.
Las ventas minoristas se recuperaron de manera espectacular respecto a abril, al crecer en casi 17 por ciento. Si las comparamos contra el mismo mes del año anterior, el resultado es una caída de 1.4 por ciento, mucho menor que el retroceso de 15.3 por ciento de abril.
Y es significativo que, por ejemplo, el sector que tuvo un mayor crecimiento respecto a abril haya sido el de la ropa. Parece que los consumidores estaban ansiosos de salir a adquirir prendas de vestir, lo que no hacían desde hace un trimestre. Eso pasó también en otros segmentos importantes. Las compras de vehículos crecieron también de modo significativo aunque están todavía por abajo del registro de 2019.
Las ventas del comercio en pequeño igualmente crecieron de modo relevante respecto a abril pero siguen por abajo del nivel del mismo mes de el año pasado, como pasa con la mayoría de los giros.
Ayer también la Reserva Federal dio a conocer las cifras de la producción industrial en mayo, las cuales marcan un crecimiento de 1.4 por ciento respecto a abril.
Pero, si la comparación se hace contra 2019, entonces lo que se tiene es una caída de 15.3 por ciento.
En particular la producción manufacturera, que es con la que está más vinculada la economía mexicana, creció en mayo 3.8 por ciento, pero mantiene una caída de 16.5 por ciento respecto a 2019.
No va a ser fácil que la recuperación de la economía norteamericana tenga la tracción suficiente como para amortiguar la caída en México.
Una de las razones además es que el factor más dinámico del crecimiento, la inversión, está sumamente golpeada en México por el factor de la desconfianza.
Un reporte de la firma AT Kearney señala que México ha dejado de estar entre los principales 25 destinos para la inversión extranjera directa en el mundo por primera ocasión desde 2011. Este hecho refleja que a pesar de todas las ventajas que existen en nuestro país, los inversionistas están pensando dos veces si canalizan sus recursos a nuestra economía ante los riesgos de políticas públicas impredecibles y de una seguridad jurídica cuestionable.
Este hecho no quita el potencial que tiene México y que se hace más evidente con la entrada en vigor del nuevo tratado comercial de Norteamérica. Pero sólo es eso, potencial.
Si, de algún modo, se convenciera al presidente de la República de la necesidad de promover la inversión y de generar las señales que reviertan la desconfianza, estaríamos aún con la oportunidad de utilizar la entrada en vigor del nuevo tratado y los conflictos entre Estados Unidos y China como una palanca de reactivación de la economía mexicana a través de la atracción de inversiones.
¿Alguien cree que pueda convencerlo?