Cuando estamos por iniciar el momento más grave del coronavirus, la fase 3, van 449 muertes y 5 mil 847 casos, el presidente Andrés Manuel López Obrador ha subido a la discusión un tema aparentemente agotado pero no superado: la ratificación de su mandato.
Es algo que trae desde hace años, marcadamente en su última campaña presidencial. Recuerdo que siendo candidato, acudió a Tercer Grado, de Televisa, y le pregunté sobre el tema y reiteró su deseo pero ya no cada dos años, sino cada tres.
—Será al tercer año —acoté.
—Sí, eso, al tercer año, porque yo no me voy a reelegir.
Ya en la Presidencia, envió la iniciativa para hacerla en las elecciones intermedias, lo que fue rechazado por la oposición en el Senado, donde no tiene mayoría absoluta, Pero se llegó a un acuerdo: que se hiciera el 21 de marzo de 2022, con los mismos requisitos de cualquier otra consulta, la participación del INE, incluida.
Y así estaba todo hasta que el martes, cuando al denunciar una campaña, otra, en su contra, el Presidente dijo: Les ofrezco adelantar la fecha de la (consulta) revocación del mandato. Que no sea hasta el 22, que la hagamos aprovechando que va a haber elecciones el mismo día, es una tarjeta adicional: ¿Qué quieres, que continúe el presidente o que renuncie? Y podemos hacer el cambio en la Constitución y si yo envío, si me responden hoy, mañana la iniciativa de reforma constitucional y se puede porque tendría mayoría absoluta tanto en la Cámara de Diputados como en la de Senadores y también en los congresos locales. Esto ayudaría mucho para que se aminorara el ansia y bajara el enojo.
Las críticas de la oposición se dieron por la coyuntura: plantear una reforma electoral en las puertas de lo peor de la pandemia.
Por la noche, Ricardo Monreal la desechó por lo que le decía arriba: carece de los votos para una reforma constitucional.
Pero de que puso tema, lo puso.
La de la pandemia es por las noches.