¿Qué es de buen gusto en el espacio público? ¿Qué causa realmente un desorden o un problema de tránsito para los peatones? Tras la decisión de Sandra Cuevas de eliminar los rótulos de los puestos callejeros, surgen muchas preguntas sobre qué es aquello que se “ve bien” y por qué algo “se ve mal” o es “desordenado”.
El espacio público y el buen gusto
El acceso a espacios públicos de calidad que contribuyan a la interacción social es un derecho de todos los ciudadanos. Y es inevitable que sean los mismos ciudadanos los que influyan directamente en el aspecto visual de esos “pedacitos” de pared, banqueta o tierra que les tocaron, ya sea a nivel viviendas o en su mundo laboral, como dueños o trabajadores de un restaurante, una librería, una tienda, etcétera.
Así, se han ido construyendo espacios de expresión ciudadana que surgen de manera espontánea y se pueden ver en las fachadas de colores, las plantas y macetas, los puestos callejeros, los comercios y restaurantes con muebles y espacios que abarcan una parte de las banquetas.
Pero ¿quién decide qué es de buen gusto y qué no lo es? Si al recorrer la ciudad vemos tantas imágenes que se convierten en postales de la cultura popular, que contienen rastros del pasado y también son expresiones contemporáneas de lo que somos hoy en día. Pese a ello, la alcaldesa de Cuauhtémoc, Sandra Cuevas, ordenó que que los rótulos de las torterías, juguerías, taquerías y todos los puestos que hay en la calle de la demarcación que encabeza borren una parte de su historia al quitar los característicos rótulos que promocionan su comida y su nombre.
Está bien si eres un restaurante, pero ¿no está bien si eres un puesto blanco?
Durante la pandemia, los restaurantes se “mudaron” a las calles para que los comensales pudieran visitarlos sin temor a contagiarse de COVID-19. Este cambio, que vistió de colores, muebles, mesas, floreros y luces muchas calles, persiste hasta el día de hoy y forma parte del programa “Ciudad al Aire Libre” que creó el gobierno de CDMX para facilitar la reactivación económica, aunque causa molestias y reclamos por parte de los vecinos de las zonas con mayor cantidad (como la Condesa, la Roma, Polanco), suele fascinar a los visitantes de la zona, quienes muchas veces prefieren comer en la terraza, al aire libre, que en el interior.
“Existe una demanda de apropiación colectiva del espacio público entendida como un legítimo reclamo ciudadano a contar con espacios públicos de calidad donde poder interactuar, y que ante el déficit de espacios existentes en la ciudad son, curiosamente, los centros comerciales e internet los ‘espacios públicos alternativos’ donde se trasladan parte de las necesidades de interacción y expresión de los ciudadanos”, escribe el abogado urbanista peruano Ramón Chehade Herrera, en su artículo “La importancia de los espacios públicos”, publicado en la Red Latinoamericana de Urbanistas.
Si todos ocuparán las calles y formarán parte de los senderos peatonales que son nuestras banquetas, ¿por qué hay un trato diferenciado en su aspecto? Al recordar el destino de los rótulos callejeros, que ahora se pintarán de blanco y tendrán solamente el logo azul de la alcaldía, cabe preguntarse si la funcionaria aplicará la misma medida para los restaurantes de colonias como la Roma Norte, la Juárez o Santa María la Ribera.
Es verdad que las expresiones culturales que se plasman en la decoración de ambos comercios son tan diferentes como sus características y servicios, pero es difícil conciliar la idea de una decisión tan estricta que se tomó exclusivamente para aquellos más tradicionales, populares y accesibles para la gran mayoría de la población.
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