¡Bajémosle todos a la confrontación!, pide públicamente Ricardo Monreal.
No vamos por buen camino en ese sentido, aduce el líder de los morenos en el Senado.
Pero nadie le hace caso. Ni el Presidente de la República; ni los legisladores de su partido en el Congreso.
En Palacio Nacional López Obrador azuza la confrontación con documentos anónimos, puyas y señalamientos contra todos aquellos que no se rinden a sus pies.
En la Comisión Permanente del Congreso se acomoda la agenda a los particulares intereses revanchistas de Morena para tundir al gobernador de Jalisco, Enrique Alfaro, por el caso de Giovanni.
La agenda particular sobre la nacional…; los temas políticos usados a conveniencia, apuntaría la senadora Claudia Ruiz Massieu.
Hay que decir lo que está sucediendo hoy en el Congreso, señalaría la ex presidenta del PRI: De nueva cuenta ha quedado muy claro que las prioridades del país solo serán prioridades para la mayoría, cuando tengan la fortuna de alinearse con sus intereses políticos.
El pueblo de México puede estar enfrentando la pandemia global más importante del siglo, que ya ha cobrado la vida de al menos 14 mil 649 personas en nuestro país; o en la antesala de la crisis económica más grave en la historia reciente, por la cual 12 millones de mexicanos ya perdieron su fuente de ingresos; o ante los efectos de una tormenta tropical que dejó más de 10 mil afectados solo en uno de los estados que impactó.
Nuevamente, pretenden distraer la atención de los grandes problemas nacionales y desgastarnos en la discusión de un tema que el propio gobierno ha politizado a su conveniencia, hasta convertirlo en una fuente de conflicto social.
Hay que decirlo –acusó finalmente Ruiz Massieu-, el ambiente que ha polarizado a la ciudadanía y normalizado el encono en el debate público, ha recibido un gran impulso desde un gobierno federal, que hace de la confrontación el eje de su estrategia política contra la pluralidad democrática.
Luz verde, pues, para apalear al mandatario jalisciense. Luz verde para soltar desatinos como el equiparar lo sucedido en las calles tapatías en los últimos días, ¡con el halconazo del 10 de junio de 1971!
Y ya ni mencionar el clásico discurso provocador de Gerardo Fernández Noroña, diputado por el PT, que no tardó en acusar de “asesino” a Alfaro.
¿A eso le llaman bajarle a la confrontación?