En “1984”, Orwell plasma una sociedad a merced del Gran Hermano, líder todopoderoso que busca dominar a los ciudadanos del Partido, mientras deja en libertad a los “proles”, personas ignorantes y felices que no significan un peligro para el sistema.
Distopías contemporáneas
El escritor británico fue un gran creador de historias críticas al totalitarismo, en las que concebía futuros inquietantes de los que tal vez no estemos demasiado alejados. El también autor de la reconocida obra Rebelión en la granja, plasmó en su novela 1984, publicada en el año 1949, la historia de un sistema totalitario en el que el Gran Hermano controla a las élites que pertenecen al Partido (dividido en Exterior e Interior), a través del espionaje y la Policía del Pensamiento. Es un mundo en el que no existen las libertades individuales y libertad de expresión y ni siquiera de pensamiento.
Aunque, por lo menos en México, no nos encontramos en un sistema totalitario ni existe un control de la sociedad como el que trazó Orwell, hay factores de nuestra coyuntura sobre los que es posible reflexionar, tanto a nivel nacional, como en las realidades que se viven alrededor del mundo.
Uno de ellos es la definición del estrato más bajo de la sociedad del 1984 de Orwell, los llamados “proles”, quienes no eran una preocupación para mantener el sistema, pues se les consideraba ignorantes y se les mantenía entretenidos, ya que no se les veía capaces de rebelarse y luchar por un cambio. Quienes realmente preocupaban era los miembros del Partido, la élite, aquellos que podían darse cuenta de lo que estaba pasando y rebelarse y, en ese caso, eran llevados a la Habitación 101, donde finalmente se les torturaba. Otro factor importante es el Ministerio de la Abundancia, en el cual se mantenía una economía que permitía que las personas solamente pudieran sobrevivir, se racionan los alimentos y se perpetúan la pobreza y la ignorancia.
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Eternamente vigilados
El control es uno de los ejes fundamentales de esta obra de Orwell. Saber todo lo que hacen los ciudadanos a través de una pantalla que los espía: la semejanza con nuestras vidas puede quedarnos muy clara de inmediato, ahora que incluso con los celulares apagados es posible que un hacker espíe a alguien, solo por tener su teléfono o su computadora cerca. Y ni hablar de toda la información que se proporciona al mundo del internet y en las redes sociales, eso sí, voluntariamente, pero que se utiliza como una gran base de datos donde empresas como Google recopilan toda la información personal de miles de millones de personas en todo el mundo.
Además, cabe recordar la denuncia de Edward Snowden, exempleado de la CIA, quien, en 2013, reveló que los servicios de inteligencia de Estados Unidos mantenían vigilada a la población mundial. Y todo gracias a las tecnologías que, en la historia de Orwell eran apenas las pantallas de un televisor y que ahora se han convertido en una gran variedad de dispositivos cada vez más avanzados.
Con información de BBC