Tras el retorno de los talibanes, la comunidad LGBTIQ de Afganistán vive bajo amenaza de muerte, pues, de acuerdo con la interpretación de la sharía o ley islámica, la homosexualidad está estrictamente prohibida y se castiga con la muerte por lapidación.
“Como gay en Afganistán, no puedes mostrarte siquiera a tu familia o amigos. Si me expongo ante mi familia, tal vez me golpeen o me maten”, dijo a BBC Abdul, un joven de 21 años.
La organización benéfica británica Stonewall ha pedido al gobierno británico que comience a “ayudar a los refugiados afganos LGBTQ+ a sobrevivir, reubicarse y prosperar”.
A su vez, la organización chilena Movimiento por la Integración y Liberación Homosexual (Movilh) emitió este martes un requerimiento a la Cancillería de Chile pidiendo otorgar salvoconductos a afganos de la comunidad LGBT para que puedan huir de Afganistán y viajar al país para recibir asilo, así lo informó su vocero, Óscar Rementería.
Si bien no existe una embajada chilena en Afganistán, el Movilh contactó con la Asociación Internacional de Lesbianas, Gays, Bisexuales, Trans e Intersex (ILGA por su sigla en inglés) en Asia, solicitando que los afganos que se autoreconozcan como miembros de la comunidad LGBT (Lesbianas, Gays, Bisexuales y Transexuales) puedan ser trasladados a países cercanos como Emiratos Árabes o Pakistán y pedir un salvoconducto en las respectivas misiones diplomáticas chilenas.
Las personas LGBTQ siempre han vivido vidas secretas en Afganistán, donde la homosexualidad es condenada como inmoral. Para los jóvenes afganos que ya tienen un conflicto sangriento que vivir, las identidades queer rara vez se discuten.
Según el código penal afgano, el acto sexual entre dos hombres es catalogada como “pederastia” y se castiga con una pena de prisión prolongada. Algunos funcionarios talibanes dijeron anteriormente a los medios de comunicación que los hombres homosexuales serían castigados con la muerte bajo su régimen.