Un desastre en busca de culpables

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Enrique Quintana

No nos hagamos ilusiones. La economía mexicana va a tardar mucho tiempo en recuperar los niveles productivos que tenía antes de la pandemia.

El consenso actual indica que en este año el PIB tendría una caída de 9.3 por ciento.

El año pasado, la economía retrocedió en 0.3 por ciento. Así que, al término de 2020 estaremos 9.6 por ciento por debajo del nivel que teníamos en 2018.

La estimación actual es que la población del país crece a una tasa de 1.2 por ciento al año. Así que en términos per cápita, el retroceso de los dos primeros años de este gobierno será de 11.7 por ciento.

Para 2021, el consenso hoy es que habrá un crecimiento de 3 por ciento. Es decir, en la primera mitad de este gobierno, la economía cerrará 6.9 por ciento abajo del nivel que tenía al cierre del sexenio de EPN y con una pérdida de 10.1 por ciento en el Producto Interno Bruto por habitante.

Si nos ponemos optimistas y consideramos que el crecimiento de 3 por ciento se mantendrá en la segunda mitad del sexenio (la realidad es que es difícil que sea así si no se recupera la confianza de los inversionistas), se concluiría el sexenio con un PIB superior apenas en 1.7 por ciento al de 2018, lo que significaría una tasa media de 0.3 por ciento al año. Citigroup, menos optimista, asume más bien una caída promedio anual de 0.2 por ciento en el PIB.

La única comparación para este periodo es el sexenio de Miguel de la Madrid, cuyo resultado implicó un crecimiento promedio anual de cero.

En términos per cápita, incluso, el resultado sería más bien una caída de 5.3 por ciento respecto al nivel de 2018.

Es decir, en materia de crecimiento, lo más probable es que tengamos un sexenio perdido.

Los resultados son consistentes con la visión de AMLO, quien cree que la medición del PIB ya es irrelevante. Es decir, no le importará cerrar sin crecimiento.

El problema para AMLO es que lo que él sí cree que es muy importante, que es el combate a la pobreza, tendrá malos resultados también.

Las estimaciones de Coneval y de los expertos de BBVA señalan que, como resultado de la crisis, la población cuyos ingresos no alcanzan la línea de pobreza en ingresos crecerá entre 10 y 16 millones de personas.

¿Cómo podrá justificar AMLO este resultado desastroso para una meta que supuestamente es prioritaria en su visión?

Aquí radica el riesgo que algunos ven. AMLO y su gobierno no van a querer asumir la responsabilidad de estos hechos y van a buscar culpables, como ya se ha hecho en el caso de la pandemia, señalando a los gobiernos estatales.

En materia económica, los candidatos más probables para ser señalados como responsables de ese resultado son los empresarios, por no haber invertido lo suficiente.

Las estimaciones más recientes de Citigroup señalan una caída de 23 por ciento en la inversión privada para este año y un crecimiento de 4 por ciento para 2021.

Con ese resultado, el nivel de inversión privada a la mitad del sexenio estará 24.4 por ciento por debajo del nivel de 2018, ya que el año pasado hubo una caída de 4.3 por ciento.

No se esperaría hasta el final de la administración para buscar a quién endosar el desastre económico. Eso ocurriría tan pronto como en los siguientes meses, antes de las elecciones de 2021.

No descarte usted una reforma fiscal agresiva ante la evidencia de que la presión fiscal es demasiada y pondría en riesgo incluso los programas sociales consentidos de AMLO.

Pero, se emprenda ésta o no, se ve hacia delante un escenario bastante complicado social y políticamente.

Y, en este cuadro, también adquirirá extrema relevancia para el presidente el mantener la mayoría absoluta en la Cámara de Diputados y si pudiera, incluso la mayoría calificada, lo cual tendrá consecuencias en el comportamiento político del presidente.

Analizar ese escenario obliga a una reflexión diferente. Volveremos a ella.

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