En los casi dos años que van del gobierno de Andrés Manuel López Obrador, han asesinado a 15 periodistas en el país. La cifra es similar a todos los comunicadores que fueron asesinados por ejercer su profesión en el sexenio de Vicente Fox. En ese entonces se reportaron 22 muertos.
La cifra es alarmante y de seguir la tendencia, podría llegar a cifras similares a las reportadas en los sexenios de Felipe Calderón y Enrique Peña Nieto, con 48 y 47 asesinatos respectivamente.
Un problema que solo crece
La realidad es que en los últimos años, el asesinato de periodistas se ha recrudecido y está lejos de mejorar. De enero del año 2000 a octubre de 2020, han matado a 135 periodistas, según informa la organización Article 19. En estos 4 sexenios, las cifras no han dejado de crecer y crecer.
Entidades más violentas
La situación de violencia contra los periodistas es generalizada. De 32 entidades, en 15 se han reportado asesinatos contra comunicadores. El más violento es Veracruz, con 29 muertes. Esta entidad ha pasado por varias administraciones, del PRI, PAN y Morena y ninguna de ellas ha logrado frenar las muertes.
Otras entidades que han presentado altos índices de muertes son Guerrero y Tamaulipas, con 14 cada uno, así como Chihuahua y Oaxaca con 13 cada uno.
Los muertos han sido en su mayoría hombres.
México, en el lugar 143 del mundo
La organización Reporteros Sin Fronteras, cada año presenta la Clasificación Mundial de la Libertad de Prensa. En su reporte más reciente, nuestro país está situado en la posición 143 de 180. La organización menciona que aunque oficialmente no es escenario de un conflicto armado, México es uno de los países más peligrosos del mundo para la prensa.
Alerta que existe una peligrosa colusión de las autoridades y los políticos con el crimen organizado. Esto es una amenaza grave a los comunicadores. Incluso lamenta que el gobierno actual no ha destinado los recursos necesarios para frenar la espiral de violencia contra la prensa y la impunidad en que permanecen los crímenes cometidos contra periodistas.