Por: GIRE
La designación de la nueva titular de la Comisión Nacional de los Derechos Humanos (CNDH) obliga a alertar sobre el riesgo de que este órgano deje de cumplir con el objetivo de defender a los ciudadanos frente a los abusos del poder público, pues el perfil de Rosario Piedra Ibarra y las características del proceso por el que fue electa atentan contra la autonomía y la legitimidad de la Comisión.
La lógica de cuotas y cuates se impuso en el Senado de la República: nunca se dio a conocer el instrumento empleado para evaluar a las y los candidatos ni se tuvo una lista de candidaturas basada en el escrutinio de los perfiles, sino producto de negociaciones partidistas; aun cuando se evidenciaron los cuestionamientos sobre algunas candidaturas, poca importancia se le otorgó a la idoneidad de los perfiles.
Rosario Piedra Ibarra, integrante del Comité Eureka fundado por su madre Rosario Ibarra de Piedra, fue candidata a diputada por Morena y fungió como secretaria de derechos humanos del Comité Ejecutivo Nacional de ese partido. Si bien cuenta con un perfil más apegado a las víctimas de violaciones de derechos humanos, su cercanía con el presidente López Obrador pone en duda su independencia para señalar las faltas cometidas por el poder público, lo que dificultará que el órgano que encabeza sea realmente un contrapeso ante las arbitrariedades cometidas por las autoridades.
La CNDH es un órgano con el que las organizaciones de la sociedad civil trabajamos muy de cerca para acompañar a las víctimas de violaciones a derechos humanos en el proceso de exigir el esclarecimiento de los hechos y la reparación integral por las violaciones sufridas, una vía de acceso a la verdad y la justicia para quienes emprenden acciones que no tienen que ver con lo penal. ¿Qué tipo de interlocución tendrá Rosario Piedra Ibarra con las víctimas de violaciones a derechos humanos sin legitimidad desde su nombramiento? ¿Qué tipo de certeza respecto al desempeño de su cargo puede otorgar a quienes luchan por conseguir verdad y justicia si su elección carece de ello?
Es responsabilidad de la CNDH visibilizar las acciones u omisiones que constituyen violaciones a los derechos humanos y emitir recomendaciones para que las atrocidades dejen de cometerse y las autoridades de todos los órdenes de gobierno cumplan con sus obligaciones. ¿Cómo podrá Rosario Piedra Ibarra contrarrestar los abusos de un gobierno que con abusos la designó?
Las mujeres en México son víctimas de constantes violaciones a los derechos humanos: son maltratadas durante el embarazo, parto y postparto, se les niega el acceso a servicios de salud, se les criminaliza por el ejercicio de la autonomía reproductiva, se les deja morir por causas que son prevenibles y sus familias son sometidas a largos procesos de sufrimiento e incertidumbre. Todas ellas requieren que el órgano garante de los derechos humanos cuente con la autonomía e independencia necesarias para identificar y señalar las violaciones de que son víctimas, y brindarles respaldo para acceder a la justicia.
El haber estado del lado de las víctimas no confiere a Rosario Piedra Ibarra, en automático, la legitimidad suficiente para impulsar acciones a favor de las víctimas. Haber sido favorecida por el Poder Ejecutivo y su partido la alinea a los intereses de aquellos a quienes debe observar, señalar y exigir.
Si la preocupación de diversas organizaciones de la sociedad civil y la opinión pública por la forma en que se desarrolló el proceso de designación fue ignorada y se hizo caso omiso a la exigencia de presentar una nueva terna que cumpliera con los requisitos de evaluación establecidos; si ya han renunciado de manera inmediata e irrevocable algunos miembros del Consejo Consultivo de la Comisión Nacional de los Derechos Humanos tras la designación de Rosario Piedra Ibarra; si ella misma ha mostrado, con sus declaraciones, un gran desconocimiento y falta de empatía sobre las violaciones a derechos humanos perpetradas cotidianamente en el país, la CNDH está en riesgo y la protección y respeto a nuestros derechos humanos también.