De avanzar contrareforma sugerida por el Presidente en el Senado, violaría tratados firmados por México
El presidente Andrés Manuel López Obrador con su política nacionalista quiere seguir metiendo dinero a las quebradas paraestatales Petróleos Mexicanos y Comisión Federal de Electricidad y para ello anunció la intención de presentar una contrareforma energética para reforzarlas, sin embargo, violaría el tratado de libre comercio recientemente firmado con Estados Unidos y Canadá.
El presidente Andrés Manuel López Obrador advirtió que, de ser necesario, presentaría ante el Congreso una contrarreforma energética que permita reforzar la posición protagónica de la CFE y Pemex en el mercado energético mexicano.
Ambas propuestas implican violaciones a los tratados firmados por México, por lo que las empresas afectadas podrían recurrir a paneles de solución de controversias Inversionista-Estado, por los cuales México tendría que compensar a los afectados en caso de perder. Incluso podrían levantarse paneles Estado-Estado, donde los países afectados tendrían el derecho de aplicar represalias contra México en cualquiera de los sectores afectados.
De continuar con la intención del presidente de México, los Tratados Integral y Progresista de Asociación Transpacífico (TIPAT) y, así como al acuerdo entre México, Estados Unidos y Canadá (T-MEC), se verían afectados.
Consultores en comercio internacional señalaron que ambos pactos incluyen cláusulas ratchet (cremallera) de irreversibilidad, las cuales establecen que, en caso de que alguno de los países miembro proceda unilateralmente a reducir o eliminar restricciones sobre transacciones, operaciones o actividades comerciales, éstas quedan automáticamente bloqueadas.
Esta misma condición fue pactada por México durante las negociaciones para actualizar su Tratado de Libre Comercio con la Unión Europea(TLCUEM), además de que se encuentra vigente para diversos Acuerdos para la Promoción y Protección Recíproca de las Inversiones (APPRIs).
Todo lo anterior podría implicar que los procesos de apertura y liberalización señalados en esos acuerdos resguarden las inversiones privadas, nacionales y extranjeras, en diversos sectores, incluido el energético. El TIPAT incluso va más allá, ya que su capítulo sobre Empresas Propiedad del Estado y Monopolios Designados impide explícitamente dar un trato favorable a esas compañías, señala El Economista.