Fin de una era; el Metro anuncia la última emisión de su boleto magnético

Adiós al boleto de papel: un viaje nostálgico por el Metro de la Ciudad de México

En un susurro de nostalgia que resuena en los andenes y vagones del Metro de la Ciudad de México, se cierra un capítulo emblemático en la historia de transporte urbano: los tradicionales boletos de papel, tras 55 años de servicio, se despiden para dar paso a la era digital.

Desde aquel septiembre de 1969, cuando los primeros trenes del Sistema de Transporte Colectivo (STC) Metro recorrieron la ciudad, los boletos de papel han sido más que un simple medio de acceso; han sido testigos mudos de historias, encuentros y despedidas.

Así lucían los boletos en 1969

El anuncio del STC Metro no sorprendió a muchos. En un mundo cada vez más digital, la transición hacia la Tarjeta de Movilidad Integrada era inevitable. Sin embargo, no deja de ser un momento emotivo para quienes crecieron escuchando el característico sonido del boleto al ser insertado en los torniquetes.

Los últimos boletos: una edición de colección

A partir del lunes 29 de enero, los capitalinos tendrán la oportunidad de adquirir una parte de la historia: 14 millones de boletos de una edición especial, recordando los primeros diseños de 1969. Un homenaje a esa primera generación que vio nacer al Metro como el corazón de la movilidad en la metrópoli.

Último boleto magnético

¿Dónde Conseguirlos?

Los últimos boletos estarán disponibles en las líneas 2 y 3, desde Cuatro Caminos hasta Universidad, pasando por Tasqueña e Indios Verdes, que son las únicas que aún cuenta con torniquetes que aceptan boletos magnéticos. Lugares que han sido testigos de la evolución de la ciudad, ahora serán el escenario de este adiós.

La modernización Inevitable

Aunque la melancolía invada a algunos, el STC Metro continúa su camino hacia la modernización. Las líneas 1, 4, 5, 6, 7, 8, 9, 12, A y B ya operan exclusivamente con la tarjeta, un cambio que refleja el dinamismo y la constante evolución de la Ciudad de México.

Cada boleto de papel lleva consigo innumerables historias: el estudiante que lo usaba diariamente para llegar a la universidad, el trabajador que lo guardaba como recuerdo de su primer día de trabajo, las risas de amigos que se reunían en los andenes, los romances que comenzaron con un encuentro casual en un vagón abarrotado…

Un viaje al pasado

El boleto de papel era más que un pedazo de cartón; era un símbolo de una ciudad que se movía al ritmo de sus trenes subterráneos. Con su desaparición, se va también una parte de esa identidad, dejando tras de sí un legado de conexiones humanas y urbanas.

Mientras los últimos boletos de papel se deslizan por los torniquetes, la Ciudad de México se despide de una era y abraza otra. El Metro, como siempre, continúa, llevando consigo no solo a millones de pasajeros, sino también las memorias de un tiempo que, aunque termina, permanecerá vivo en la memoria colectiva de una ciudad que nunca deja de moverse.

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