El gobierno se equivoca al no hablar sobre las muertes que vienen por COVID-19

gobierno no habla de muertes

César Palacios González

En la conferencia vespertina del 29 de Marzo, periodistas pidieron al Dr. Hugo López-Gatell un estimado de los fallecimientos que se esperan por COVID-19 en México. López-Gatell contestó que, con base en diversos ejercicios técnicos-científicos de modelación matemática, sabemos que el panorama no es tranquilizador. Reiteró que no podemos perder la última oportunidad de atender la emergencia, y para hacer esto hay que quedarnos en casa. Después dijo que la cantidad de personas que puede morir depende de las intervenciones que hagamos y “por lo tanto es estéril estar hablando de cada uno de los distintos escenarios que solo causaríamos confusión”. Que López-Gatell no haya querido dar una cifra aproximada en cada escenario no es raro. Si ponemos atención a las conferencias y entrevistas que él y López Obrador han dado a lo largo de esta pandemia pronto caemos en cuenta que la posible cifra de muertos por COVID-19 en México no figura. Podemos decir con seguridad que las autoridades han evitado a toda costa dar posibles números de muertos por COVID-19.

La estrategia que el gobierno mexicano ha tomado respecto a la posible cantidad de muertes por COVID-19 se opone a la de otros gobiernos alrededor del mundo. En el Reino Unido, el primer ministro Boris Johnson aseveró el pasado 12 de Marzo que “más familias, muchas más familias van a perder a seres amados antes de tiempo”. El 17 de Marzo Sir Patrick Vallance, el asesor científico en Jefe del Reino Unido, mantuvo que “si podemos reducir esto a 20,000 (muertes) o menos, eso sería un buen resultado”. Y el Dr. Anthony Fauci, director del Instituto Nacional de Alergias y Enfermedad Infecciosas de Estados Unidos, dijo que, de acuerdo al panorama actual, “él diría entre 100,000 y 200,000… muertes (por COVID-19)”. Y después agregó, en la misma línea que López-Gatell, que él no cree que sea necesario hacer una proyección pues es fácil equivocarse cuando el blanco se mueve tanto, y las personas pueden llegar a conclusiones erróneas. Baste recalcar que hizo esta aclaración después de dar dichas cifras.

Hay tres razones que nos muestran que la estrategia del gobierno mexicano de no hablar sobre posibles muertes por COVID-19 es equivocada.

La primera es que presentar al pueblo mexicano los distintos escenarios de cómo transcurría la pandemia de acuerdo a las acciones que el gobierno y los ciudadanos tomen, y las muertes que se esperarían en cada escenario, sería una herramienta más para enfatizar la gravedad del asunto y la necesidad de que acatemos la indicación de quedarnos en casa. Hablar sobre aplanar la curva se debe de complementar con hablar sobre el número de muertes que se evitarían al hacerlo. Regresemos al caso del Reino Unido por un momento, el sábado 28 de Marzo Stephen Powis, director médico nacional del Servicio Nacional de Salud de Inglaterra, mantuvo que si el número de muertes por COVID-19 se reduce no es porque el Reino Unido tenga suerte o porque el virus actúe allí de manera diferente. Al contrario, la reducción en posibles muertes se dará si cada ciudadano de ese país sigue las indicaciones del gobierno, indicaciones basadas en la mejor evidencia científica para reducir la transmisión de la enfermedad. Aquí es donde hay que notar que las estimaciones de muertos que podría haber en el Reino Unido han estado al frente de la discusión gubernamental y pública sobre el COVID-19, y de los planes de acción a seguir. No estoy diciendo que solo hablar sobre las posibles muertes haría que el pueblo acate las recomendaciones estatales. Lo que estoy diciendo es que hablar sobre las posibles muertes, dependiendo del curso de acción que se tome, es una herramienta más para hacer entender a la gente la gravedad de la situación y por qué es necesaria su completa participación en esta contingencia.

La segunda razón por la cual es necesario hablar sobre las posibles muertes por COVID-19 son las circunstancias en las que dichas muertes se darán en los ambientes hospitalarios. Por lo general, los hospitales permiten la presencia de familiares o amigos antes o durante un fallecimiento por enfermedad. Este no es el caso con el COVID-19. Cuando un paciente con COVID-19 es llevado al hospital, los familiares o amigos no tienen permitido estar a su lado pues la enfermedad es altamente contagiosa. Esto quiere decir que los pacientes con COVID-19 fallecen sin ser acompañados por sus seres queridos. En lugares como EspañaItalia y el Reino Unido esto ha sido una constante. Es más, en Italia han pedido tablets para que los pacientes se puedan despedir de sus familiares. Si el gobierno fuera claro sobre las posibles muertes y las circunstancias en las que éstas se dan, la gente estaría en una mejor posición para hablar con sus seres queridos acerca de qué debería pasar si ellos mueren por COVID-19. Y ello también haría que la gente esté consciente de que las pláticas antes de ser internado pueden ser las últimas. Que el gobierno no hable sobre la muerte en el presente escenario no da las herramientas necesarias para que las personas pongan en orden sus casas.

Finalmente, la tercera razón por la cual el gobierno debería de hablar sobre las posibles muertes por COVID es porque tiene la obligación de tratar a sus ciudadanos como adultos, y no como niños a quienes las malas noticias se les deben de esconder. El gobierno está procediendo como si el pueblo mexicano no fuera lo suficiente maduro para hacer cara a la dura realidad que viene. Realidad que estará con nosotros en las próximas semanas. Es más, esta situación es paradójica, pues todas las noticas internacionales que se reportan en México hablan sobre la cantidad de muertos por COVID-19 que hay en el mundo. Ante la presente situación el rol del Estado es proteger la salud de las personas, pero esto no quiere decir que deba actuar de manera paternalista, como si los ciudadanos no fueran personas autónomas con derecho a estar plenamente informadas sobre la crisis de salud actual para saber cómo actuar y qué esperar.

* César Palacios González (@CPalaciosG) es académico de la Universidad de Oxford (especialista en ética médica) y miembro del Colegio de Bioética.

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