Elecciones y contingencia sanitaria

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Javier Aparicio

La crisis pandémica pondrá a prueba todas las etapas de los procesos electorales en México y el mundo. Cuando se habla de elecciones suele ponerse mayor énfasis en la dinámica de las campañas electorales, la evolución de las encuestas o el análisis posterior de los resultados —que en los detalles finos de la organización electoral—.

Las experiencias electorales de otros países, desarrolladas durante este mismo año, servirán de ejemplo para la organización de las elecciones federales y locales de 2021 en México. Las propias elecciones de Coahuila e Hidalgo, suspendidas desde marzo pasado, pueden ayudar a poner a prueba nuevos mecanismos e instrumentos de capacitación electoral.

Como los mandatos electorales son improrrogables, posponer elecciones es sólo un remedio de corto plazo: ineludiblemente, los procesos electorales deben adecuarse a la nueva realidad de una epidemia larga. Los parámetros centrales de este reto presentan varios dilemas que tendrán que discutirse y resolverse en cuanto comiencen los procesos electorales.

Frente a una contingencia sanitaria, las campañas electorales deberán poner un mayor énfasis relativo en la organización de debates, el uso plataformas digitales y medios masivos tradicionales como televisión o radio, frente a los eventos masivos, mítines o visitas de casa en casa: campañas más aéreas y menos terrestres, por así decirlo. Éste es un fenómeno que, de hecho, ha estado ocurriendo desde hace varios años atrás. La reforma electoral de 2008, misma que rediseñó el modelo de comunicación política, se concentró en mensajes de radio y televisión y, dejó de lado el creciente uso de plataformas digitales.

La organización de las elecciones en medio de una pandemia enfrenta retos sumamente importantes. No sólo la jornada electoral es un acto de participación ciudadana masiva, sino que el reclutamiento mismo de capacitadoras(es) electorales y funcionarias(os) de casillas requiere un intenso trabajo cara a cara en todos los rincones del país.

Las nuevas tecnologías pueden facilitar en gran medida las labores de capacitación electoral: ya sea desde notificar a las y los ciudadanos insaculados, o bien, desarrollar tutoriales sobre las tareas y responsabilidades propias de los funcionarios de casilla, el escrutinio de votos o llenado de actas. Sin embargo, la heterogeneidad misma del país y las barreras de acceso a estas tecnologías no cambiarán de la noche a la mañana.

Frente a una contingencia sanitaria o incluso climatológica, la jornada electoral también podría modificarse. El dilema central se encuentra entre mantener el estándar de elecciones con base en boletas de papel o bien migrar hacia algún tipo de urna electrónica. Si bien las ventajas de las urnas electrónicas pueden ser muchas —reducir el costo de integración de casillas, contar con resultados electorales casi instantáneos, eliminar los errores aritméticos en las actas de escrutinio, etcétera—, no podemos pasar por alto que, incluso en democracias consolidadas y países desarrollados, las elecciones con base en papel siguen predominando por la gran ventaja de ser verificables o auditables: poder contar y recontar los votos produce confianza.

Por otro lado, aunque se mantenga el modelo de votaciones con base en papel, los procesos electorales en México cada vez recurren más a nuevas tecnologías. Los dispositivos móviles utilizados para recabar firmas de apoyo a candidaturas independientes, o para transmitir resultados electorales al PREP sin tener que esperar el traslado de los paquetes a las juntas distritales, son tan sólo un ejemplo. Si un dispositivo móvil es útil y confiable para recabar una firma de apoyo, ¿por qué no podría serlo para recabar un voto?

Otro ejemplo es el voto de los residentes en el extranjero. Si nuestros paisanos pueden enviar sus votos por correo de manera confiable días antes de la jornada, ¿por qué no podrían hacerlo quienes se encuentran lejos de su entidad o que, por precaución, preferirían no acudir a la urna? ¿O podrían acudir a depositar su voto uno o dos días antes? Los mecanismos como el conteo rápido y los PREP difunden resultados de manera oportuna, vía internet. Si se utiliza el internet para registrarse en la lista nominal para emitir un voto desde el extranjero, ¿por qué no usarlo para recibir ese mismo voto? Las alternativas están allí: ¿podremos aprovecharlas? La necesidad es la madre de la invención.

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